salud y bienestar psíquico

1. PSICOPATOLOGÍA Y TRASTORNO PSICOLÓGICO
2. CRITERIOS PARA DELIMITAR LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
3. MODELOS DE ESTUDIO DE LA PSICOPATOLOGÍA
4. LOS PRINCIPALES TRASTORNOS Y PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
4.1. TRASTORNOS ASOCIADOS A LAS EMOCIONES Y ESTADO DE ÁNIMO
4.2. TRASTORNOS ASOCIADOS A ELEMENTOS CORPORALES
4.3. TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
4.4. TRASTORNOS ASOCIADOS A NECESIDADES BIOLÓGICAS Y ADICCIONES 
4.5. TRASTORNOS ASOCIADOS AL DESARROLLO EVOLUTIVO
5. EL TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS Y PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
6. EL SUICIDIO 
7. EL BIENESTAR PSÍQUICO
ENLACES PARA EL TEMA
GUÍA DE CONSULTA DE LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DSM V

1. PSICOPATOLOGÍA Y TRASTORNO PSICOLÓGICO

La psicopatología es la especialidad de la psicología encargada de valorar los posibles trastornos del individuo y de aportar el tipo de terapia más adecuado en cada caso, para evitar que dichos trastornos, que en principio pueden ser leves, se conviertan en un problema mucho más grave.

Debemos evitar emplear los términos “normal” y “anormal” referidos al comportamiento por ser muy ambiguos y connotativos.

La mayoría de nosotros presentamos en ocasiones conductas consideradas anómalas que:

    • Son inadecuadas desde un punto de vista socio-cultural.
    • Se acompañan de malestar subjetivo.
    • Reflejan una deficiencia psicológica y una disminución de la capacidad para enfrentarse a las exigencias y tensiones de la vida.

El trastorno psicológico se considera patológico cuando resulta clínicamente disfuncional o perjudicial para el sujeto, pues las dificultades y problemas obstaculizan e incapacitan su integración en la sociedad. Por tanto, hemos de distinguir entre trastorno (alteración que provoca una conducta anómala pero que no invalida socio-culturalmente al individuo) y enfermedad. Según unos estudios realizados a comienzos de los años sesenta en Estados Unidos sobre los trastornos mentales, sólo el 19% de la población se podían considerar individuos sanos, el 10 mostraba incapacidad o trastornos graves, el 13 % presentaba un trastorno notable, y el resto (58 %) presentaba ligeros o moderados trastornos.

 

2. CRITERIOS PARA DELIMITAR LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS

No existe un criterio plenamente válido para delimitar los trastornos psicológicos, por lo que, lo más habitual, en tener en consideración una serie de criterios, entre los que cabe destacar los siguientes:

a. Criterio social: Cada cultura tiene asociadas ciertas pautas de comportamiento con conductas desviadas. De este modo, el criterio social se basaría en comparar la conducta del individuo con el comportamiento considerado aceptable por la sociedad. Ej. Taladrar la pared a las 3 de la mañana

b. Criterio biológico: Los trastornos físicos y, en especial, los trastornos cerebrales, pueden conducir a conductas desviadas. Ej. Un golpe en la cabeza puede provocar lesiones cerebrales que provoquen un trastorno psicológico.

c. Criterio subjetivo: Se basa en la propia percepción del sujeto que acude a la consulta porque no se encuentra bien. Este criterio no es totalmente fiable, ya que, por una parte, algunas de las personas que tienen los trastornos psicológicos más graves no son conscientes de ello y, mucho menos, se plantearían asistir a la consulta, mientras que, por otra parte, muchos de las personas conscientes de padecer un trastorno, tampoco asistirían a la consulta simplemente porque, en ocasiones, “está mal visto” ir a terapia.

d. Criterio estadístico: Resultado de comparar el comportamiento de una persona con las pautas de comportamiento habituales, es decir, comprobar que la conducta de la persona está dentro de la media o se aleja de ella. Sin embargo, este criterio, que destaca por ser el más objetivo de todos, presenta problemas cuando trata de explicar el comportamiento de algunos genios o artistas.

 

3. MODELOS DE ESTUDIO DE LA PSICOPATOLOGÍA.

A lo largo de la historia han sido varios los enfoques que se han empleado para explicar los trastornos mentales. Veamos algunos de ellos:

Enfoque mítico, sobrenatural: la intervención de seres sobrenaturales (espíritus, divinidades,) explican los trastornos del comportamiento porque se apoderan de ciertas personas y las obligan a cometer actos fuera de lo común (gracia o desgracia.)

Enfoque biológico o biomédico: los trastornos del comportamiento tienen su origen en una enfermedad orgánica, y pueden ser tratadas como el resto de enfermedades. Esta idea, que aparece con Hipócrates, aunque no se extiende hasta el siglo XVI, lleva a considerar que las personas con enfermedades mentales necesitan atención y pueden mejorar con un tratamiento médico adecuado. Desde finales del siglo XVIII aparecen los primeros hospitales para enfermos mentales y se impulsa el estudio de estas enfermedades, sus causas y posibles tratamientos médicos. Kraepelin, psiquiatra alemán del siglo XIX, proporcionó el primer sistema de categorización de las enfermedades mentales.

Enfoque psicológico o modelo psicodinámico: la causa de trastornos en la conducta está en procesos mentales (psicológicos) y no en enfermedades orgánicas de la mente. Por ello, según Charcot (s. XIX), Freud y el modelo cognitivo, entre otros, estos trastornos pueden tratarse con métodos psicoterapéuticos o terapias psicológicas diversas, según tipo de trastorno o problema.

Enfoque social o modelo conductual: las principales causas de los trastornos mentales son de naturaleza social ya que todo comportamiento, tanto si se considera normal como anormal, procede de la interacción entre las condiciones naturales del ser humano y las experiencias que le proporciona el ambiente. Según el modelo conductual (conductismo, Wolpe y Eysenck), los trastornos y conductas “anormales” no son más que hábitos no-adaptativos adquiridos mediante procesos de aprendizaje. Hay una influencia ambiental en la conducta anormal porque podemos establecer una relación entre trastorno y cultura: Ej. La anorexia nerviosa en cultura occidental se asocia a estándares de belleza casi imposibles. Desde este punto de vista, el tratamiento de los comportamientos considerados anómalos debe abordarse con medidas de tipo social: reaprendizaje o readaptación.

Enfoque biopsicosocial o multidisciplinar: en la actualidad, la mayoría de los profesionales de la salud mental suponen que los trastornos y problemas mentales están generados tanto por disposiciones genéticas como por los estados psicológicos y las circunstancias sociales. Según esto, el tratamiento de la conducta considerada anómala tendría que abordarse desde un enfoque multidisciplinar.

 

4. LOS PRINCIPALES TRASTORNOS Y PROBLEMAS PSICOLÓGICOS.

Desde un punto de vista global suele definirse el trastorno mental como “cualquier anomalía que implique alteraciones graves en el pensamiento, las emociones o la conducta, de tal modo que dificulte a la persona que lo sufre la adaptación a su entorno.”

De una forma más restringida, se utiliza la expresión “trastorno mental” cuando el origen de la alteración está en una malformación fisiológica, empleando la expresión “trastorno psíquico”, cuando las anomalías poseen un origen psicológico.

La A.P.A. (Asociación Psiquiatrita Estadounidense), en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, conocido como Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2013, describe más de 200 trastornos carácter psicológico agrupados en 18 categorías:

1. Trastornos.del neurodesarrollo.
2. Espectro.de.la.esquizofrenia.y.otros.trastornos. psicóticos.
3. Trastorno bipolar y trastornos.relacionados.
4. Trastornos depresivos.
5. Trastornos de ansiedad.
6. Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados.
7. Trauma y otros trastornos relacionados con factores de estrés.
8. Trastornos disociativos.
9. Trastorno por síntomas somáticos y trastornos relacionados.
10.Trastornos de la alimentación.
11.Trastornos del sueño-vigilia.
12. Disfunciones sexuales.
13. Disforia de género.
14. Trastornos del.control de impulsos y conductas. disruptivas.
15. Trastornos por uso de sustancias y trastornos adictivos.
16. Trastornos neurocognitivos.
17. Trastornos parafílicos.
18. Trastornos de personalidad

Veamos algunos de estos trastornos.

 

4.1. TRASTORNOS ASOCIADOS A LAS EMOCIONES Y ESTADO DE ÁNIMO

 

A. ANSIEDAD: estado de aprensión o tensión acompañado de conductas de evitación ante situaciones consideradas irracionalmente amenazantes o peligrosas. La ansiedad suele ir acompañada de manifestaciones fisiológicas como la sudoración, palpitaciones, tensión muscular, ahogo…, y no se considera patológica cuando la respuesta es proporcionada a la situación.

Los trastornos de ansiedad se suelen agrupar en distintas categorías:

  • Trastornos fóbicos (fobias): temores irracionales ante una situación, objeto o actividad. Los más comunes son la agorafobia (temor a los lugares públicos) o la claustrofobia (pánico a los lugares cerrados.)
  • Trastorno obsesivo-compulsivo. Aquí entrarían las obsesiones, ideas, imágenes o recuerdos que se imponen a la conciencia de un modo involuntario, aunque se consideren generalmente repugnantes o sin sentido. Por ejemplo, dudar sistemáticamente de haber realizado alguna acción. También las compulsiones, conductas repetitivas, realizadas siempre obsesivamente de la misma manera, sin justificación racional y con finalidades preventivas de tipo “mágico”.

Tener de vez en cuando pensamientos obsesivos o conductas compulsivas es muy habitual, pero cuando llegan a ser persistentes e interfieren en el modo de vivir o provocan angustia estamos ante una situación patológica. Por ejemplo, verificar que se ha cerrado la llave del gas es normal, verificarlo 10 veces no lo es.

 

B. ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: aparecen después de haber vivido situaciones traumáticas: accidente, agresión, catástrofes naturales, etc. Quienes lo padecen reviven la agresión sufrida como un recuerdo constante, o, rehúyen hablar del acontecimiento y muestran síntomas de irritabilidad o insensibilidad cuando se les recuerda el hecho.

 

C. ANSIEDAD GENERALIZADA: la persona que la sufre no puede identificar la causa de su trastorno y por tanto es incapaz de evitarlo. Freud la llamaba “ansiedad flotante”.

D. DEPRESIÓN: sentimientos profundos de tristeza y desesperanza. Se considera clínica o depresión mayor cuando la persona sufre más de dos semanas seguidas la mayoría de los siguientes síntomas: desesperanza, crisis de llanto, trastornos del sueño y el apetito, desgana sexual, agotamiento, sentimientos negativos hacia uno mismo, y, en casos extremos, alucinaciones y delirios. Todo esto impide a la persona llevar una vida normal en el trabajo y las relaciones personales.

Hay distintos tipos de depresiones:

  • Depresión reactiva: provocada por causas externas y que son bastante comunes e incluso pueden ser saludables hasta cierto punto, porque ayudan a asimilar el hecho.
  • Depresión endógena: debida a causas orgánicas internas (bioquímicas, genéticas o neurológicas) y provocan que, sin motivo aparente, la persona que se encontraba bien hasta ese momento, caiga en el abatimiento y la desesperanza. (Psicosis depresiva)
  • Depresión clínica: asociada a enfermedades graves y consumo de drogas.
  • Depresión involuntaria: asociada a determinados periodos de la vida.
  • Depresión puerperal: después del parto.

E. MANÍA: es la emoción opuesta a la depresión. Las personas con este trastorno aparentan una alegría desbordante, son hiperactivos y muestran un optimismo exagerado que unido a una autoestima sobrevalorada, hacen que la persona maníaca se arriesgue a emprender acciones inadecuadas en la confianza de que todo les va a ir bien.

F. TRASTORNO BIPOLAR O PSICOSIS MANÍACO-DEPRESIVA: alternancia de depresión y manía.

 

G. INDIFERENCIA EMOCIONAL: estado de insensibilidad, de anestesia afectiva, de frialdad emocional, y una situación de desapego psíquico, lo cual, si se vive así de forma inconsciente, ocasiona problemas de crecimiento personal y problemas sociales.

H. DEPENDENCIA AFECTIVA: se manifiesta en las relaciones de pareja, familia o amistad. La persona dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro. Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a su autoestima, y a su salud física y/o mental. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o fútiles.

I. DESCONTROL EMOTIVO: es una confusión de sentimientos que en ocasiones pueden ser sentimientos contrarios. EJ: cuando no sabes que sientes por alguien, si amor, cariño u odio.

 

4.2. TRASTORNOS ASOCIADOS A ELEMENTOS CORPORALES

A. Los trastornos PICOSOMÁTICOS, también llamados trastornos somatomorfos: grupo de enfermedades caracterizadas por molestias diversas, en mayor o menor grado difusas, que aquejan al paciente pero que no pueden ser explicadas por la existencia de una lesión orgánica, o al menos no de manera suficiente y concluyente. Los pacientes suelen insistir en la presencia de síntomas físicos como dolor, inflamación, náuseas, vértigo, debilidad o lesiones, pero niegan tener problemas psiquiátricos, acompañado de demandas persistentes de exámenes y pruebas diagnósticas a pesar de que los hallazgos continuamente resultan negativos y de que los síntomas no tienen justificación orgánica.

Los trastornos más importantes son:

A. NEUROSIS DE CONVERSIÓN. Trastorno cuya causa es un conflicto psicológico que se convierte en un síntoma orgánico (Ej.: ceguera sin lesión ocular) Los síntomas de la conversión no sólo existen por algo, sino para algo. Es decir, el trastorno de alguna manera le resulta útil a quien lo sufre, pues le libra de realizar determinadas cosas. (Ej.: padecer dolores de cabeza cuando tenemos que ir a algún lugar que no nos apetece, nos excusa de hacerlo)

B. HIPOCONDRÍA. Su síntoma más relevante es la preocupación excesiva del paciente por su salud. Temores infundados, abuso de medicamentos y asistencia a consulta, etc.

 

C. TRASTORNOS DISOCIATIVOS: la persona sufre una súbita pérdida de memoria o experimenta un cambio de identidad. Suelen ocurrir en situaciones extremas de tensión, en los que el conocimiento consciente se separa de los recuerdos, sentimientos o pensamientos anteriores. Hay varios tipos:

D. AMNESIA: incapacidad para recordar hechos o situaciones. Es la respuesta a un estrés psicológico intolerable y suele ser selectiva, es decir, se olvida lo que resulta especialmente doloroso. Aparece y desaparece súbitamente.

F. FUGA: supone también un olvido, pero implica además una huida: de la propia casa y de la propia identidad. Después se recuerda la identidad, pero no lo que ocurrió durante la fuga.

G. PERSONALIDADES MÚLTIPLES: amplia disociación del yo, hasta tal punto que las personas que lo sufren tiene dos o más personalidades diferenciadas, con pautas de conducta y relaciones sociales propias, y, por supuesto, con comportamientos muy diversos. Las distintas personalidades no se manifiestan simultáneamente, sino que se alternan entre sí, de modo que se pasa bruscamente de una a otra. Generalmente, existe una personalidad principal que convive   con otras personalidades secundarias. La causa estaría en un trauma infantil (abusos) y representan un esfuerzo desesperado para huir de su propio interior.

4.3. TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Se producen cuando el comportamiento y los rasgos que forman la personalidad se desorganizan de tal modo que provocan un deterioro y una inadaptación en las relaciones sociales y en la vida laboral. Algunos de ellos son:

A. ANTISOCIAL, psicopatía, sociopatía. El comportamiento irresponsable y con frecuencia criminal de estas personas comienza durante la niñez o la adolescencia temprana, con absentismo escolar, fugas del hogar, crueldad, peleas, destrucción, falsedad y robo. Además del comportamiento criminal, como adultos pueden omitir el pago de deudas o tener un comportamiento irresponsable en otros sentidos, actúan de manera irresponsable o impulsiva y no muestran remordimiento por su comportamiento. La causa estaría en factores ambientales de privación afectiva y también en factores genéticos con anomalías en la función del sistema límbico.

 

 

B. PARANOIDE:Desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
1. Sospecha, sin base suficiente, de que los demás explotan, causan daño o decepcionan al individuo.
2. Preocupación con dudas injustificadas acerca de la lealtad o confianza de los amigos o colegas.
3. Poca disposición a confiar en los demás debido al miedo injustificado a que la información se utilice maliciosamente en su contra.
4. Lectura encubierta de significados denigrantes o amenazadores en comentarios o actos sin malicia.
5. Rencor persistente (es decir, no olvida los insultos, injurias o desaires).
6. Percepción de ataque a su carácter o reputación que no es apreciable por los demás y disposición a reaccionar rápidamente con enfado o a contraatacar.
7. Sospecha recurrente, sin justificación, respecto a la fidelidad del cónyuge o la pareja.

 

C. HISTRIÓNICO: Patrón dominante de emotividad excesiva y de búsqueda de atención, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
1. Se siente incómodo en situaciones en las que no es el centro de atención.
2. La interacción con los demás se caracteriza con frecuencia por un comportamiento sexualmente seductor o provocativo inapropiado.
3. Presenta cambios rápidos y expresión plana de las emociones.
4. Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer la atención.
5. Tiene un estilo de hablar que se basa excesivamente en las impresiones y que carece de detalles.
6. Muestra autodramatización, teatralidad y expresión exagerada de la emoción.
7. Es sugestionable (es decir, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias).
8. Considera que las relaciones son más estrechas de lo que son en realidad.

 

 

D. ESQUIZOFRÉNICO O ESQUIZOIDE: se suele calificar como demencia (locura, psicosis), siendo su característica común la falta de lógica o la incomprensibilidad de la conducta, soliendo aparecer a edades tempranas. La esquizofrenia supone la escisión de los mecanismos psíquicos normales y que la mente funcione por leyes que están fuera de la lógica, dando como resultado comportamientos muy extraños. El esquizofrénico tiende a refugiarse en su mundo interior, aislándose del ambiente. Los síntomas más característicos son: sonoridad del pensamiento, alucinaciones auditivas, percepción delirante, sentimientos interferidos, alteraciones en el movimiento y la postura, etc. Los esquizofrénicos pueden sufrir delirios tales como creer que son enviados de Dios, herederos al trono de Inglaterra o que los teléfonos les roban el cerebro, y están incapacitados para cualquier forma de trato social. Entre sus posibles causas estarían: el desequilibrio bioquímico cerebral (exceso de un neurotransmisor: la dopamina), la herencia genética, las infecciones víricas, el estrés grave y las lesiones cerebrales.

Los tipos de esquizofrenia se determinan por la agrupación de síntomas más comunes. Suelen distinguirse los siguientes tipos:

  • Esquizofrenia paranoide: En la esquizofrenia paranoide, los delirios y las alucinaciones son muy prominentes. Los delirios a menudo pueden ser de persecución o grandeza, y las personas con este tipo de esquizofrenia pueden tener dificultades para confiar en los demás debido a estas creencias delirantes.
  • Esquizofrenia desorganizada: Este tipo de esquizofrenia se caracteriza por el pensamiento y el comportamiento desorganizados. Las personas pueden tener dificultades para mantener un discurso coherente y seguir una rutina diaria. Los comportamientos pueden ser extraños y sin un propósito claro.
  • Esquizofrenia catatónica: En la esquizofrenia catatónica, los síntomas pueden incluir períodos de inmovilidad y mutismo, posturas extrañas, negación a moverse o a hablar, o, por el contrario, agitación excesiva sin un motivo aparente. Estos síntomas pueden ser muy incapacitantes y requerir atención médica inmediata.
  • Esquizofrenia residual: En la esquizofrenia residual, los síntomas más severos, como los delirios y las alucinaciones, pueden haber disminuido. Sin embargo, pueden persistir algunos síntomas más leves, como el aplanamiento afectivo, el aislamiento social o la falta de motivación.

 

 

E. NARCISISTA: Patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
1. Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia (p. ej., exagera sus logros y talentos, espera ser reconocido como superior sin contar con los correspondientes éxitos).
2. Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal ilimitado.
3. Cree que es “especial” y único, y que sólo pueden comprenderle o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus.
4. Tiene una necesidad excesiva de admiración.
5. Muestra un sentimiento de privilegio (es decir, expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus expectativas).
6. Explota las relaciones interpersonales (es decir, se aprovecha de los demás para sus propios fines).
7. Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
8. Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos sienten envidia de él.
9. Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.

 

F. PERSONALIDAD LIMÍTROFE O LÍMITE: Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
1. Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado.
2. Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación.
3. Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo.
4. Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas (p. ej., gastos, sexo, drogas, conducción temeraria, atracones alimentarios).
5. Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o comportamiento de automutilación.
6. Inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo (p. ej., episodios intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente duran unas horas y, rara vez, más de unos días).
7. Sensación crónica de vacío.
8. Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira (p. ej., exhibición frecuente de genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9. Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves.

 

G. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD EVASIVA: Patrón dominante de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
1. Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
2. Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás a no ser que esté seguro de ser apreciado.
3. Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.
4. Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
5. Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación.
6. Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás.
7. Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.

H. PERSONALIDAD DEPENDIENTE: Necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y de apego exagerado, y miedo a la separación, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
1. Le cuesta tomar decisiones cotidianas sin el consejo y la tranquilización excesiva de otras personas.
2. Necesita a los demás para asumir responsabilidades en la mayoría de los ámbitos importantes de su vida.
3. Tiene dificultad para expresar el desacuerdo con los demás por miedo a perder su apoyo o aprobación.
4. Tiene dificultad para iniciar proyectos o hacer cosas por sí mismo (debido a la falta de confianza en el propio juicio o capacidad y no por falta de motivación o energía).
5. Va demasiado lejos para obtener la aceptación y apoyo de los demás, hasta el punto de hacer voluntariamente cosas que le desagradan.
6. Se siente incómodo o indefenso cuando está solo por miedo exagerado a ser incapaz de cuidarse a sí mismo.
7. Cuando termina una relación estrecha, busca con urgencia otra relación para que le cuiden y apoyen.
8. Siente una preocupación no realista por miedo a que lo abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.

4.4. TRASTORNOS ASOCIADOS A NECESIDADES BIOLÓGICAS Y ADICCIONES.

Trastornos de la alimentación: son desórdenes en la alimentación.

A. ANOREXIA NERVIOSA: las personas que la padeces se niegas de manera voluntaria a comer y experimentas una alarmante pérdida de peso. Cuando la delgadez se hace patente y la familia les obliga a comer, fingen haber comido, esconden la comida, provocan el vómito, toman laxantes y diuréticos, etc. Las personas con anorexia tienen una fuerte distorsión de su imagen corporal, ya que perciben su cuerpo de forma equivocada: se ven “gordas o gordos y pocos atractivos”. Las causas de esta anomalía no están muy claras. Entre sus causas pueden estar el rechazo inconsciente de la propia imagen, el miedo a crecer, conflictos familiares, trastorno hormonal, déficit hipotalámico, culto al cuerpo, etc.

B. BULIMIA NERVIOSA: crisis de apetito voraz e incontrolado. Es frecuente que se combine con la actitud anoréxica, y el paciente, después de cada comida desordenada, intente vomitar. La lucha entre la atracción por la comida y el rechazo posterior se vive con ansiedad, sentimientos de culpa y autodesprecio. Normalmente, la ingestión exagerada de comida se inicia como compensación por un disgusto o fracaso.

C. TRASTORNOS DE LA IMPULSIVIDAD Y ADICCIONES: dificultad para controlar determinadas tendencias o apetitos que el sujeto considera placenteros o urgentes de satisfacer, sin que otro tipo de razones (económicas, familiares, éticas, etc.) puedan frenar esta. Señalaremos algunos: comprador compulsivo, ludopatías, cleptomanía, drogodependencias, alcoholismo, adicción al sexo, adicción tecnológica (móvil, internet…), etc.

D. TRASTORNOS DE LA SEXUALIDAD:  los más frecuentes son en los hombres, la impotencia, la eyaculación precoz y la falta de interés sexual; en las mujeres, la falta de deseo o de excitación sexual, la falta de orgasmo y el vaginismo.

 

4.5. TRASTORNOS ASOCIADOS AL DESARROLLO EVOLUTIVO

Están relacionados con el proceso de evolución y desarrollo del ser humano, desde su etapa embrionaria, hasta la vejez. Algunos de ellos son:

A. AUTISMO: Trastorno psicológico que se caracteriza por la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior.

B. DISCAPACIDAD INTELECTUAL: Consiste en una adquisición lenta e incompleta de las habilidades cognitivas durante el desarrollo humano, que conduce finalmente a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente.

 

C. DÉFICIT DE ATENCIÓN: Se trata de un trastorno del comportamiento caracterizado por distracción moderada a grave, periodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.se caracteriza por dificultades para mantener la atención /concentración, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad o dificultades en el control de los impulsos.

D. HIPERACTIVIDAD: se caracteriza por un déficit de atención y un exceso de actividad motora (que desaparece con el tiempo.)

E. TRASTORNOS DE APRENDIZAJE: afectan la forma en que el cerebro procesa la información, eso hace que, aunque la inteligencia sea normal o superior en el individuo, tiene dificultades para entender algunos conceptos, temas, áreas, etc.

F. TRASTORNOS ASOCIADOS AL ENVEJECIMIENTO: se producen como consecuencia del proceso de envejecimiento. Algunos de ellos son la depresión, alzheimer, demencia senil, confusión mental, neurosis, psicosis y trastorno paranoide.

 

5. EL TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS Y PROBLEMAS PSICOLÓGICOS.

El tratamiento para los trastornos psicológicos está en relación con la causa a la que se atribuye el origen del trastorno. Muchas terapias están basadas en la entrevista. Veamos los tratamientos más importantes.

Las terapias psicológicas: se emplean cuando el origen del trastorno está en formas inadecuadas de responder ante situaciones de la vida. Cada escuela psicológica ha desarrollado su propia terapia, por lo que hay muchas:

LA TERAPIA PSICOANALÍTICA: su método consiste en hacer aflorar desde el inconsciente los episodios traumáticos (generalmente en la infancia) que originaron en los pacientes los trastornos actuales para que pueda afrontarlos y superarlos. La indagación del inconsciente se realiza mediante la asociación libre, el análisis y la interpretación de los sueños, y los recuerdos de la infancia. Es imprescindible una relación especial entre analista y paciente para que se produzca la transferencia afectiva: el paciente traslada al terapeuta los afectos que mantuvo infancia con sus padres y otras personas implicadas en el trastorno reprimido.

TERAPIA CONDUCTISTA: considera que toda conducta es aprendida, por lo que para hacer frente a los trastornos mentales hay que eliminar los comportamientos inadecuados y adquirir nuevos hábitos de conducta más adaptativos. Son los llamados programas de modificación de conducta. Aplican técnicas de condicionamiento clásico y operante, adaptándolas a las situaciones problemáticas, principalmente:

  • la desestabilización sistemática (adaptación gradual al estímulo que provoca el trastorno, por ejemplo, una fobia),
  • la inundación (soportar de manera intensa el estímulo de trastorno),
  • la aversión (asociar la conducta que se pretende eliminar con un sentimiento de dolor o desagrado)
  • la imitación (seguir modelos apropiados con la ayuda de refuerzos positivos.)  Son los llamados programas de modificación de conducta.

TERAPIA COGNITIVA: al suponer que el pensamiento influye en los sentimientos, la terapia irá dirigida a reemplazar pensamientos negativos que influyen en los trastornos por otros pensamientos más positivos para así desarrollar actitudes más racionales. Se trata de racionalizar las causas del trastorno para manejar mejor la situación.

TERAPIA HUMANISTA: sostiene que la causa de los trastornos estaría en el sentimiento de frustración ante la imposibilidad de la autorrealización, por ello, pretende ayudar a las personas con problemas a aceptar su propia personalidad, a aumentar su autoestima y a elegir metas personales positivas y constructivas. La más conocida es la “psicoterapia centrada en el cliente” de Rogers, basada en la escucha activa y en un vínculo especial entre el terapeuta (consejero) y paciente (cliente.)

TERAPIAS BIOMÉDICAS: se aplican cuando se considera que el trastorno tiene un origen biológico. Van dirigidas a modificar el funcionamiento del cerebro mediante tratamientos farmacológicos o quirúrgicos.

TRATAMIENTOS PSICOFARMACOLÓGICOS: son los más difundidos actualmente. Dentro de ellos encontramos los tranquilizantes o ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos (reduce alucinaciones y delirios). Pero cuidado:

 

TERAPIA ELECTROCONVULSIVA: es un procedimiento que se lleva a cabo con anestesia general y que consiste en pasar pequeñas corrientes eléctricas a través del cerebro, para desencadenar una convulsión breve de manera intencional. La terapia electroconvulsiva, al parecer, provoca cambios en la neuroquímica cerebral que pueden revertir rápidamente los síntomas de algunas enfermedades mentales. Su utilización genera gran controversia, y actualmente su empleo se limita a casos resistentes a otros tratamientos y a urgencias en psicosis agudas; en depresiones mayores; manía grave; catatonía; agitación y agresión en personas con demencia, etc.

 

6. EL SUICIDIO

La información que ponemos a continuación ha sido elaborada íntegramente por el Institut Barcelona de Psicología, al que desde aquí agradecemos esta explicación tan clara y útil.

Existen varios signos que pueden alertar de que alguien esté teniendo este tipo de pensamientos. Aunque, también frecuentemente se dan casos en los que no es posible percibir señales o indicios de la ideación suicida

En los casos en los que estos signos son visibles, a nivel conductual puede que aparezcan, entre muchas otras:

  • Tendencias autodestructivas.
  • Consumo de drogas o alcohol.
  • Cambios repentinos del estado de ánimo.
  • Comportamientos de riesgo.
  • Aislamiento social.
  • Pérdida de interés por las cosas e introversión desmedida.

Por otra parte, a nivel cognitivo puede aparecer: falta de memoria, falta de concentración, incapacidad para afrontar responsabilidades o desempeñar algunas tareas, etc.

Y, por último, a nivel físico podrían ser algunos síntomas: la pérdida o aumento de peso de forma notoria, el insomnio o problemas relacionados con el sueño, la falta de higiene personal, etc.

No obstante, es importante recalcar que son igual de frecuentes los casos en los que se detectan algunas de estas señales, tanto como casos en los que no hay síntomas visibles que puedan servir de alerta.

Las causas de la aparición de estos pensamientos suicidas pueden ser variadas y muy distintas según cada persona.

Sin embargo, y aunque también se ha demostrado que pueden existir desencadenantes genéticos, en general estos pensamientos suelen experimentarse cuando la persona siente que la única solución a ese dolor profundo o situación de indefensión es quitarse la vida.

Cuando se ha sufrido algún hecho doloroso muy intenso o una pérdida importante que genera cierto bloqueo con inmenso sufrimiento, culpa o vergüenza, es posible sentirse acorralado emocionalmente. También surge la sensación de no tener el control sobre aquello que provoca un hondo dolor. Y surge el deseo de que ese dolor acabe cuanto antes, sin ser capaz de valorar otras alternativas.

Existen varios factores de riesgo que pueden desencadenar la idea del suicidio

A nivel biológico se ha demostrado que las personas con ideación suicida pueden padecer un descenso de serotonina o desequilibrio en la dopamina y adrenalina.

Aun así, algunos de los factores de riesgo que pueden aparecer son: 

  • Perder a un ser querido.
  • Abusos sexuales o violación.
  • Diagnósticos de salud graves, terminales o de incapacidad.
  • Problemas laborales o escolares.
  • Bullying o acoso durante períodos prolongados.
  • Intentos suicidas en el pasado.
  • Consumo de sustancias nocivas.
  • Falta de apoyo social o familiar.
  • Problemas mentales.
  • Antecedentes familiares.

Cuando alguien tiene ideas suicidas, o incluso ha llegado a intentarlo, es muy probable que queden huellas de ello en su vida emocional. Es posible que aparezcan sentimientos de vergüenza, de culpa, de frustración, de desesperanza, o incluso de humillación. Cuando alguien está luchando contra esos pensamientos también pueden aparecer secuelas serias que terminen repercutiendo de manera negativa en el buen funcionamiento del organismo. Por eso se trata de un factor de riesgo que debe ser tratado con urgencia ante la mínima sospecha y abordar los motivos de fondo que están ocasionando la idea del suicidio.

¿Cómo ayudar a alguien que tiene pensamientos suicidas?

Si sabemos o sospechamos que alguien puede estar pasando por esto debemos tomarlo como algo serio. Se trata de una situación difícil en la que, en muchas ocasiones, no sabemos qué hacer o cómo reaccionar.

No existe un manual para actuar. Y estemos o no capacitados para gestionar la situación lo más importante es hablar con esa persona e intentar que exprese cómo se siente. Será primordial prestar todo nuestro apoyo, ayudarle y animarle a que busque ayuda profesional, siempre desde el respeto y sin hacer que la persona se sienta juzgada.

Debemos intentar hacerle ver que hay otras alternativas para menguar o acabar con ese dolor, que es posible superarlo y salir adelante.

Ser una red de contención para quien tiene pensamientos suicidas

Algunos consejos más…

Si existe alguna señal de que la persona está presa de la idea del suicidio o de que pudiera volver a intentar atentar contra su vida, lo más importante es saber empatizar con su sufrimiento. Intentar ponerse “en sus zapatos” y ver la situación desde su perspectiva, dejando a un lado nuestros propios prejuicios o ideas preconcebidas.

Por otro lado, es esencial hacerle compañía y que no se sienta solo/a, dándole espacio y ayudando a que se exprese cuando lo necesite. Para ello es realmente útil hablar en positivo. También es de gran ayudar buscar actividades agradables en las que pueda involucrarse, hacer que intente mantener contacto con su red de contención (amigos, familia, etc.), estar pendiente de la persona, ayudarle a buscar recursos para no padecer una recaída. Y, por supuesto, NO JUZGAR.

Institut Barcelona de Psicología

7. EL BIENESTAR PSÍQUICO

El bienestar psicológico se refiere a la relación que tenemos con nuestro entorno, con los demás y con nosotros mismos.

Y es que la búsqueda constante de ese bienestar hace parte de nuestra condición de humanos, en el que queremos un equilibrio entre mente y cuerpo, porque de esta forma alcanzaremos a encontrar un sentido a la vida, propósito, equilibrio emocional y relaciones más saludables.

El bienestar psicológico influye en todos los aspectos de la vida, desde los espacios personales hasta los laborales. Por este motivo, en este artículo hablamos sobre qué es el bienestar psicológico y por qué es importante para nuestra salud en general.

Componentes del bienestar psicológico

El bienestar psicológico está compuesto por dos aspectos principales. Bienestar subjetivo, que hace referencia a la medida en la que las personas tienen sentimientos de felicidad y emociones positivas.  Y el otro tiene que ver con el sentimiento de que la vida tiene un significado y propósito

Ambas facetas se componen de distintos elementos claves interrelacionados. Estos son algunos:

  • Las emociones positivas, como la satisfacción, gratitud, alegría y amor son esenciales en el bienestar psicológico, pues promueven y contribuyen a sentir una mayor satisfacción con la vida. 

La autoaceptación es cuando una persona se valora a sí misma, desde sus fortalezas hasta debilidades.

  • La autonomía, que se manifiesta en la oportunidad y capacidad de tomar decisiones con base en deseos y valores propios. Al sentirnos autónomos, los humanos conseguimos un sentido de control sobre nuestra vida y este control trae nos proporciona gran bienestar.

Tener un propósito en la vida está asociado con el bienestar, porque de esta forma las actividades cotidianas, hasta la más simple, adquieren un sentido. Al tener metas y sueños, y la posibilidad de alcanzarlos de acuerdo a los valores y creencias propios, se promueve la satisfacción y sentido de plenitud con la vida.

  • El crecimiento personal se encuentra relacionado con el punto anterior, ya que supone un desarrollo continuo, reflexión y aprendizaje. Lo que lleva a las personas a buscar oportunidades para aprender nuevas habilidades y conocimientos, además que adaptarse a los desafíos trae consigo una grata sensación de logro. 

Mantener relaciones saludables con las personas de nuestro entorno es crucial para el bienestar psicológico y físico. Contar con una red de apoyo, conexión emocional, afecto e intimidad es una base importante para el bienestar, además de incrementar el sentido de pertenencia.  

  • Resiliencia es la capacidad de enfrentar y adaptarse, superar y recuperarse de situaciones difíciles o experiencias traumáticas. Desarrollar habilidades para ser más flexibles y optimistas frente a las adversidades es una forma de obtener bienestar. 

No olvides reir