RESOLUCIÓN DE DILEMAS MORALES
PARA INTENTAR SOLUCIONAR UN DILEMA, PODEMOS GUIARNOS POR LAS INDICACIONES QUE SE RECOMIENDARON PARA LA I OLIMPIADA FILOSÓFICA DE ESPAÑA, organizadas por la R.E.F EN 2014.
- 1º. ENUMERAR OPSIONES ALTERNATIVAS.
- Todo dilema moral obliga a elegir una opción de entre las dos que se abren. Pero a veces es posible evitar el dilema buscando soluciones alternativas. Esta búsqueda de alternativas favorece la capacidad de encontrar otras soluciones y evitar el dilema.
- 2º. ARGUMENTAR EN FAVOR DE CADA OPCIÓN.
- Para tomar una decisión tenemos que buscar los argumentos que están a favor de cada una de las dos opciones que se nos presentan. No sirve cualquier argumento, sino sólo aquellos que pueden justificar moralmente lo que hacemos. Si alguien nos pregunta por qué hemos pegado a un compañero en clase, podemos responder que ha sido porque le odiamos; es sin duda una explicación, pero es muy difícil que alguien considere que nuestra acción está justificada con esa explicación. Explicar por qué hacemos las cosas no es lo mismo que justificarlas.
- En el caso del dilema, el problema consiste en que hay argumentos a favor de cada una de las opciones. Para poder tomar una decisión bien justificada es muy importante que tengamos en cuenta los diversos argumentos, y no solo los que hay a favor de la opción que, en principio, nos parece buena, sino también los que hay a favor de la otra opción.
- Los argumentos que se suelen emplear en la argumentación moral son, en general, de dos tipos: consecuencias y principios o valores.
- Entendemos por consecuencias los resultados que generan nuestras decisiones, ya sean estos perniciosos o favorables. Actuamos para conseguir algo, y lo que obtenemos es una consecuencia de nuestra acción. Además, al actuar incidimos en nosotros mismos y en los que nos rodean, de tal modo que además de la consecuencia directa e inmediata hay otras más indirectas, pero que también importan. Y, con frecuencia, al mismo tiempo hay consecuencias positivas y negativas para uno mismo y para los demás, por lo que pueden entrar en conflicto y por eso tenemos un dilema.
- Los principios son los supuestos, creencias o normas fundamentales que guían nuestro comportamiento. Por otra parte, los valores nos indican lo que apreciamos en esta vida y consideramos fundamental para lograr una vida que merezca la pena.
- 3º. ANÁLISIS DEL PROBLEMA.
- Al actuar tenemos en cuenta los valores morales, nos preocupa saber si lo que hacemos está bien o está mal. Cuando hacemos lo que está bien nos sentimos satisfechos; cuando hacemos lo que está mal nos sentimos culpables y avergonzados. Considerados desde otro punto de vista, los valores morales nos imponen una conducta a través de nuestra conciencia moral. Esta nos dice lo que es bueno y debemos hacer, así como lo que es malo y no debemos hacer.
- Además, cuando actuamos, vamos buscando conseguir algo que consideramos bueno, que es importante y valioso para nosotros y de lo cual depende nuestra felicidad.
- Los dilemas morales se caracterizan porque son situaciones en las que estamos obligados a tomar una decisión, pero nos damos cuenta de que existen varios principios morales en juego y también varios bienes o cosas valiosas y que no es posible atenderlos todos. Si hacemos una cosa, actuamos de acuerdo con un valor moral y conseguimos algo, pero al mismo tiempo incumplimos otro valor moral y perdemos otra cosa. No hay forma de satisfacer los dos valores o principios en juego y nos vemos obligados a elegir.
- El primer paso para hacer frente a un dilema consiste en aclarar qué valores y principios morales están en conflicto. Para ello, debemos tener en cuenta, en primer lugar, lo que nos dice nuestra propia conciencia. Debemos ser conscientes de los valores que están vigentes en la sociedad en la que vivimos, valores que algunas veces son muy explícitos y están bien definidos, como ocurre en códigos morales del tipo de los Diez Mandamientos o de los Derechos Humanos. Es además, importante, tener en cuenta la importancia que tienen para nosotros y el orden jerárquico en el los situamos. También debemos saber la clase de persona que queremos ser y la clase de mundo en la que queremos vivir.
- A) Estos son los posibles argumentos a favor de torturarlos:
- Es posible que los presos que se niegan a colaborar con el enemigo en condiciones normales, no soporten la tortura y hablen para dejar de sufrir dolor, lo cual, aunque no garantiza que los compañeros sean liberados, sí entraña una posibilidad más para ello.
- Teniendo en cuenta que los presos no van a colaborar si no utilizan la tortura, es bastante probable que no encuentren a sus compañeros y que estos acaben muertos al no liberar a los presos talibanes.
- Los talibanes no volverán a recurrir a ese tipo de amenazas, al ver que no tienen efecto.
- Quizá consigan una confesión y en ese caso podrían salvar a sus compañeros. Por mínima que sea la probabilidad de que confiesen hay que intentarlo, pues la vida de los compañeros vale mucho más que la de los talibanes presos.
- No torturarlos implicaría desobedecer las órdenes de un superior y eso es grave dentro del ejército.
- De esa forma conseguirían dar un escarmiento ejemplar, sobre todo si se corre la voz entre los talibanes de los buenos torturadores que son Nelson y Juan.
- Se lo merecen. Ellos han jugado sucio secuestrando a sus compañeros y ahora van a pagar por ello.
- B) Esos son los posibles argumentos a favor de no torturarles:
- La persona que tortura puede volverse insensible y cruel, dado que los actos concretos son los que confieren un modo de ser a la persona: somos lo que hacemos.
- Cuando los enemigos talibanes sepan que los soldados torturan, su deseo de luchar contra ellos y matarlos o expulsarlos del país, aumentará.
- Es posible que se arrepientan de haber torturado a otra persona y convivan con el sentimiento de culpa toda su vida.
- No hay que hacer daño a otras personas y al torturar a alguien se inflige un gran daño físico, psíquico y moral a la persona torturada.
- La tortura es una práctica prohibida por los DDHH en cualquier situación, incluida la guerra.
- Las declaraciones obtenidas bajo tortura no suelen ser muy fiables.
- Torturarlos, aunque sea un hecho aislado y sólo se torture a unas pocas personas y se haga por una buena causa, implicaría perpetuar en el mundo una práctica que atenta directamente contra la dignidad de las personas y que, por tanto, no se debe permitir por ningún motivo y en ninguna circunstancia. No respetar ni valorar la dignidad de la persona no atenta únicamente contra aquel individuo concreto que está siendo torturado, sino contra todas las personas del mundo.
- Normalmente y salvo excepciones, cuando las personas creen firmemente en su lucha no hay forma humana ni inhumana de hacerles confesar (son capaces de dar la vida, la suya y la de sus hijos antes de hablar o de favorecer al enemigo).
4º. PROPUESTA DE SOLUCIÓN.
Al final hay que explicar lo que uno mismo haría en el caso de encontrarse en una situación semejante. Para ello hay que hacer una redacción en la que dejemos claro qué es lo que pensamos que se debe hacer y cuáles son las razones que justifican nuestra decisión. Es decir, se trata de exponer la decisión que hemos tomado, basándonos en los argumentos expuestos en la pregunta anterior, procurando además refutar los argumentos que están en contra de lo que nosotros pensamos que es la conducta moralmente buena. Es muy importante no tratar de resolver el dilema proponiendo una solución intermedia con la que se intenten satisfacer los valores que están conflicto. En ese caso estaríamos evitando el dilema y no dando nuestra solución. Por tanto, la decisión que ofrezcamos en este apartado tiene que ser una de las dos que plantea el dilema.
EJEMPLO DE SOLUCIÓN DE UN DILEMA MORAL
Caso: ¿ Torturar a unos presos talibanes?
Juan y Nelson son dos soldados del ejército español. Hace unos meses fueron destinados a Afganistán, con el contingente de tropas españolas que están en el país para su reconstrucción y para frenar el avance de los talibanes.
Un día, mientras están patrullando, les ataca un grupo de talibanes y logran secuestrar a dos compañeros. A los pocos días, los talibanes exigen que sean liberados los presos que tiene el ejército español. De no hacerlo ejecutarán a los dos rehenes españoles.
El comandante del puesto les ordena que interroguen a los talibanes que tienen presos para poder averiguar dónde están escondidos quienes tienen secuestrados a los soldados españoles. El comandante les ordena que, en caso de no hablar, empleen todos los medios posibles para que lo hagan, incluida la tortura.
¿Deben Juan y Nelson torturar a los presos para averiguar dónde están sus compañeros?
Lo que sigue es la solución al dilema expuesto al principio.
Enumerar varias opciones
Pueden, claro está torturar al preso y conseguir su confesión. Pueden también negarse a hacerlo y afrontar las consecuencias que se derivan de la amenaza de su comandante. Una tercera opción es denunciar la exigencia del comandante a los mandos superiores, haciendo ver que no está permitido torturar a los prisioneros. Aunque difícil, pueden intentar convencer al comandante de que no se debe torturar a ningún preso, proponiendo como alternativa organizar un grupo que salga a buscar a los compañeros. También pueden interrogarle con dureza, pero sin llegar a torturarle y, en último término, fingir que los han torturado.
Justificar nuestra conducta: argumentos a favor de cada opción
Análisis del problema
En el ejército, la obediencia a las órdenes de un superior es un valor muy importante. Se espera de un soldado que obedezca a sus superiores cuando estos le dan una orden o le imponen una misión. En este caso está clara la orden que les ha dado el comandante.
En caso de no obedecer van a padecer castigos u otras consecuencias negativas, pues el comandante les hará pagar su desobediencia. Su vida en el cuartel va a ser peor.
Además, en la vida cotidiana y también en el ejército es importante la amistad y el compañerismo; debemos ayudar y proteger a nuestros compañeros. Sus compañeros están en peligro de muerte y ellos deben ayudarlos, para evitar que pierdan la vida.
Junto a la amistad, deben tener en cuenta la lealtad a su unidad del ejército y a los compañeros, a los que no pueden fallar en momentos difíciles.
Por otra parte, la tortura está expresamente prohibida en la Declaración de Derechos Humanos y en las leyes de todos los países. Torturar es un acto que va contra derechos fundamentales de las personas y contra las leyes vigentes.
Por último, torturar significa infligir un daño físico o psicológico considerable a una persona que está indefensa, dejando secuelas duraderas.
Los tres valores más importantes son: la vida de sus compañeros, el respeto a la dignidad de todas las personas y la obediencia en el ejército.
Solución
A pesar de la casi segura muerte de mis compañeros, en ningún caso recurriría a la tortura. No siempre el fin justifica los medios y, además, ciertos medios son contraproducentes pues terminan provocando males mayores que los que se quieren evitar.
La tortura es una práctica inhumana y degradante, en la que se humilla y se inflige un daño difícilmente reparable a unos seres humanos. Todo ser humano, incluso aquellos que se han comportado injusta o indignamente, debe ser respetado y tratado como tal. Este respeto incondicional es lo que marca la diferencia clara entre quienes obran mal y quienes obran bien.