LOCKE

Retrato de John Locke. Herman Verelst. 1670-90? National Portrait Gallery Londres

Aunque en la época en la que Locke estudiaba en Oxford el predominio de la filosofía escolástica era evidente, las influencias más sobresalientes en su pensamiento están más vinculadas a la reacción anti aristotélica de los filósofos renacentistas y a la filosofía "empirista" de Francis Bacon, que a sus propios maestros. Hay que tener en cuenta, además, la influencia de Descartes y, aún en mayor medida, la de Gassendi; así como el carácter antidogmático y "experimental" de la física y la química nacientes. Por lo que respecta a su pensamiento político, Locke es considerado el principal teórico del liberalismo moderno, teoría política que se identifica con los intereses político-económicos de la burguesía ascendente de la época, en cuya lucha contra el absolutismo monárquico participó activamente.

La doctrina política de Locke se encuentra expuesta en sus Dos Tratados sobre el gobierno civil. El primero de esos tratados tiene un carácter esencialmente polémico e intenta refutar las tesis de Robert Filmer, que en su obra Patriarca proponía una fundamentación divina al poder de los reyes. El Patriarcha era una defensa de la monarquía absoluta, basada en el principio de que el monarca gobierna por la voluntad de Dios, siendo, pues sus decretos y su autoridad tan indiscutibles como cualquier otro mandato divino. Contrariamente a lo que Filmer trata de probar, dirá Locke en el Primer Tratado, la autoridad real no le fue concedida por Dios a Adán, primer padre de la humanidad; y aunque lo hubiera hecho, tampoco hay evidencia de que dicha autoridad fuese transmitida por sucesión a sus herederos. Suponer, por tanto, una sujeción original al primer patriarca es admitir que los hombres no nacieron libres y también, dado el supuesto sucesorio del poder patriarcal, tampoco podrían serlo nunca en virtud de su subordinación natural a ese poder que se considera absoluto y arbitrario. Este es el punto de Filmer que a Locke le interesa refutar antes de pasar a analizar su propia concepción en el segundo tratado. Locke es el padre del individualismo liberal.

Sin embargo, la obra política más difundida de Locke es el segundo "Tratado sobre el gobierno civil" (1690), que pasa por ser la obra en la que Locke condensó lo esencial de su pensamiento político. Aparece en el momento más oportuno y refleja la opinión de la ascendente clase burguesa.

Según Locke, el hombre es un ser racional y libre cuya máxima aspiración es la felicidad. El fin de la política, de la gestión de los asuntos comunes, es el mismo que el del individuo: la búsqueda de la felicidad que sería imposible sin la paz, la armonía y la seguridad. Así, no hay felicidad sin garantías políticas y no hay política que no deba tender a extender una felicidad razonable.

Locke desarrolla una teoría política del contrato para explicar el origen de la sociedad humana y determinar de dónde procede la legitimidad del gobierno. Al contrario que su compatriota Hobbes, considera que los hombres no son malvados por naturaleza, y que el absolutismo es inadmisible, ya que atenta contra las libertades individuales. Los principales ejes de su filosofía política son: Teoría del contrato; paso del estado de naturaleza a la sociedad civil; propiedad privada; división de poderes, legitimidad del gobierno y resistencia frente a los atentados que amenazan las libertades individuales.

Al igual que Hobbes, y posteriormente Rousseau, supone como hipótesis metodológica la existencia de un primer estado de naturaleza.Contrariamente a Hobbes, Locke estima que el estado de naturaleza es un estado pacífico en el que rige la ley moral natural en la que los individuos racionales se saben sujetos de derechos y deberes. Entre ellos, Locke destaca: el derecho a la propia conservación, a defender su vida, a la libertad, y a la propiedad privada, que es una de las cosas necesarias para preservar su existencia...  El estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e igualdad de todos los hombres y en la ausencia de una autoridad común. Los hombres se mantendrán en ese estado hasta que, por su propio interés, decidan establecer un pacto para garantizar derechos y libertades frente a los posibles conflictos que en el estado de naturaleza puedan surgir. Mediante el pacto, los hombres renuncian a parte de su libertad para hacer lo que le parezca oportuno para su salvaguarda individual, y renuncian a su derecho natural de castigar las posibles ofensas. En definitiva, renuncian a cierta cota de poder ejecutivo y legislativo, pero no renuncia a su libertad. Mediante el pacto surge la sociedad civil. Las ventajas de la sociedad civil consisten en que los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural., evitando controversias sobre ella; se establece un sistema judicial que goza del reconocimiento general y evita arbitrariedades; se crea un poder capaz de castigar crímenes, y de obligar a ejecutar las sentencias y, por último, se conserva la propiedad privada.

Para Hobbes el mismo acto del contrato generaba simultáneamente la sociedad civil y el Estado. Para Locke no es este el caso: la relación entre el gobierno y sus súbditos queda definida como mandato, es decir, como el encargo de una tarea... Así, mediante el pacto se constituye la sociedad civil y, posteriormente, el pueblo se constituye en asamblea y elige un gobierno al que confía una tarea. Ambos momentos constitutivos están claramente diferenciados.

El poder político lo detenta el gobierno libremente elegido por el consenso de los ciudadanos. Se trata de un gobierno no centralizado, al contrario de lo que sucedía en el absolutismo. La garantía de que no se produzca abuso de poder radica en una estricta división del mismo en tres ámbitos diferenciados que deben ser detentados por personas distintas. La división de poderes se estructura como sigue:

1. El poder legislativo constituye el poder supremo en sentido estricto (Asamblea.), pero no es un poder absoluto: tiene que responder de la confianza puesta en él y respetar la ley moral natural. No es de carácter permanente.
2. El poder ejecutivo es el encargado de realizar los mandatos del legislativo.
3. El poder federativo encargado de la seguridad del Estado y de las relaciones con el exterior. (Nota: para Locke el poder judicial no es un poder independiente, siendo sólo un aspecto del ejecutivo).

Por último, hemos de hacer mención al derecho de resistencia frente a un ejercicio del poder injusto, arbitrario o ineficaz, muy en la línea de Tomás de Aquino. El reconocimiento del derecho de resistencia es un medio para que el monarca tome en consideración la ley como única soberana y para hacerle respetar dicha legalidad. Permite alejar el peligro de una revuelta popular, pero no constituye en absoluto una invitación a la sublevación. En definitiva, el derecho de resistencia es para Locke un medio disuasorio para frenar toda tendencia absolutista del monarca. La rebelión está justificada cuando el monarca o el poder legislativo actúan de modo contrario a su cometido. En este caso es la ciudadanía ha de juzgar, porque la soberanía reside en última instancia en el pueblo.

Así como Locke estableció límites al poder político, de igual manera lo hizo respecto al conocimiento: En su “Ensayo sobre el conocimiento humano” (1690) Locke se propone indagar sobre el origen y límites del conocimiento desde una perspectiva psicologista y usando el método histórico. Empieza negando la existencia de ideas innatas de las hablaban los racionalistas, porque si hubiese conocimientos innatos, todos los hombres los conocerían desde siempre y en todos los lugares y además estarían de acuerdo; y eso no ocurre, luego: no existen las ideas innatas.

Según Locke, todo nuestro conocimiento tiene como origen la experiencia, y se produce por asociaciones o combinaciones de ideas, que son el material con el que trabaja nuestro entendimiento. A este respecto, Locke distingue dos tipos de ideas:

Las ideas pueden ser simples y complejas. Las ideas simples son recibidas por la mente directamente de la experiencia (sensación o reflexión) de forma enteramente pasiva, y pueden ser consideradas los "átomos de la percepción", a partir de los cuales se constituyen todos los demás elementos del conocimiento. Las ideas complejas, aunque derivan de la experiencia, son formadas por la mente al combinar ideas simples, por lo que ésta adquiere un papel activo en la producción de tales ideas complejas (como las ideas de belleza, gratitud, universo, etc). Las ideas complejas pueden ser de tres clases: de modos, de sustancias y de relaciones. Pero todas ellas, por alejadas que puedan parecer de los datos de la experiencia, son elaboradas por la mente a partir de la comparación y la combinación de ideas simples. Nuestras ideas se expresan mediante términos que pueden ser particulares o generales, o dar lugar a los conceptos universales.

Locke define el conocimiento como la percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas, a su vez, distingue tres niveles o tipos de conocimiento: el conocimiento intuitivo, el conocimiento demostrativo y el conocimiento sensible.

El conocimiento intuitivo se da cuando percibimos el acuerdo o desacuerdo de las ideas de modo inmediato. Como ejemplo más claro de conocimiento intuitivo nos propone el conocimiento de nuestra propia existencia, que no necesita de prueba alguna ni puede ser objeto de demostración, siguiendo claramente la posición cartesiana sobre el carácter intuitivo del conocimiento del "yo”. Así, del “yo” tenemos una certeza intuitiva. El conocimiento demostrativo es el que obtenemos al establecer el acuerdo o desacuerdo entre dos ideas recurriendo a otras que sirven de mediadoras a lo largo de un proceso discursivo en el que cada uno de sus pasos es asimilado a la intuición. Un conocimiento de este tipo es el que tenemos de la existencia de Dios, del que tenemos una certeza demostrativa (a partir del principio de causalidad). Pero el ejemplo más claro de conocimiento demostrativo es el conocimiento matemático, en el que podemos observar el progreso deductivo a partir de un pequeño número de principios que se consideraban, por aquel entonces, evidentes e indemostrables: los postulados o axiomas. El conocimiento sensible es el conocimiento de las existencias individuales, que están más allá de nuestras ideas y se captan en la sensación. De los objetos físicos tenemos certeza sensitiva (nuestras sensaciones de objetos exteriores son producidas, causadas por ellos. Mientras Dios es la causa última de nuestra existencia, los objetos físicos provocan nuestras sensaciones.

Como podemos apreciar, Locke ha sido uno de los pensadores más significativos e inspiradores en la historia de la filosofía, tanto en el plano gnoseológico, como político, en el catalizó las demandas de la burguesía emergente de la conflictiva época en la que le tocó vivir.