NIETZSCHE

Retrato de Nietzsche, por R. Koeselitz. 1901. Germany, Goethe-Nationalmuseum, Weimar

Aunque es difícil esquematizar las líneas generales de la filosofía nietzscheana por su carácter anti-sistemático, podemos calificarla como vitalista, anti nihilista pasiva, nihilista activa y post-metafísica. Vitalista en cuanto supone la afirmación de la vida por encima de cualquier otro valor.

Es nihilista     activa en cuanto denuncia la falsedad de un fundamento trascendente. Todo ello convierte a la filosofía nietzscheana en un momento superador de la metafísica.

CRÍTICA A LA CULTURA OCCIDENTAL

Por otra parte, podemos distinguir en su filosofía un lado crítico que engloba todos los aspectos de la cultura occidental y un lado constructivo se levanta sobre las cenizas de la crítica.

En lo relativo a la crítica a la cultura occidental, comenzaremos por su CRÍTICA A LA RAZÓN Y LA METAFÍSICA tradicionales. Así la crítica de Nietzsche a la razón metafísica se centra en dos aspectos: el ontológico y el gnoseológico. El punto de partida de Nietzsche es anti metafísico radical, como él mismo reconoce en el Crepúsculo de los Ídolos opta por una actitud escéptica respecto a las posibilidades de conocimiento de la realidad por parte de la inteligencia. El fracaso de la razón para conocer la realidad tal cual es, en continuo devenir, la ha obligado a crear y creerse un mundo susceptible de ser conocido, para ello, dicho mundo, tiene que poseer unas características estables, ya que la razón sólo puede conocer lo que siempre permanece idéntico a sí mismo. La razón idealiza un mundo, lo crea y lo toma por verdadero, cuando, en última instancia es una fábula inventada por los filósofos. Nietzsche critica a la razón por su monolitismo o egipticismo: la razón momifica, deja sin vida todo lo que afirma conocer porque lo reduce a categorías que sólo dan cuenta de lo inmóvil, dejando fuera de ellas la vida, que no es otra cosa, tal como afirmaba Heráclito, que movimiento constante devenir) Las filosofías de Parménides, Platón, cristianismo, Kant... son considerados por Nietzsche como metafísicas dualistas.  Nietzsche rechaza esta división de la realidad como verdadera o engañosa (según el mundo en que nos situemos) por opinar que no son los sentidos (despreciados por la filosofía en cuanto fuente de error) los que provocan las apariencias engañosas que les atribuimos, sino la razón cuando los interpreta, al considerar más verdadero lo estático y permanente que lo dinámico:

En relación a la MORAL, en su obra Genealogía de la moral (1887) aborda Nietzsche su crítica a la moral vigente a partir de un análisis genealógico de los valores morales: bueno, malo y llega a la conclusión de que la moral surge como resultado de una rebelión y del resentimiento de los esclavos. Esta moral es ascética porque, al estar fundada en el resentimiento, va contra los valores vitales. Los valores cristianos de abnegación, sacrificio, etc.… son propios de una actitud débil frente a la vida, profundamente pesimista y resignada.

En cuanto a su CRÍTICA A LA RELIGIÓN Nietzsche considera falsa toda creencia en lo sobrenatural. La causa del éxito de las creencias religiosas es el de resentimiento, el de no sentirse cómodo en la vida, el temor a la muerte.

En cuanto a concepción metafísica cristiana Nietzsche estima que el cristianismo es “platonismo para el pueblo” y supone la incapacidad vital para aceptar todas las dimensiones de la existencia y el afán de encontrar un consuelo fuera de este mundo. En cuanto a la moral cristiana, Nietzsche afirma que el cristianismo es el triunfo de una “moral de esclavos, ya que solo fomenta los valores anti vitales.

En relación a la MUERTE DE DIOS, Nietzsche manifiesta por primera vez esta expresión en la Gaya ciencia. Con ello quiere significar que ha muerto todo lo que representa Dios: mundo trascendente (Cielo) o inteligible, es el nombre que resume el principal problema al que se ha dedicado la filosofía occidental en su labor metafísica. Ha muerto el dios de los metafísicos, el dios monoteísta, omnipotente, creación del hombre provocada por el miedo que le produce una realidad sometida al devenir, cambiante e insegura.  el concepto “Dios” ya no explica nada. La muerte de Dios es la afirmación más radical del nihilismo activo y el vitalismo. En Así habló Zaratustra que la muerte de Dios es la condición para que viva el superhombre.

PROYECTO VITALISTA

Como respuesta al nihilismo reactivo o pasivo que caracteriza la cultura occidental, Nietzsche propone una alternativa desde otro tipo de nihilismo, el activo, que va en consonancia con su proyecto vitalista

Dicha propuesta se sustancia en nociones como la voluntad de poder, entendida como el ser propio de todo lo real: todo lo que es, dice Nietzsche tiende a desarrollar al máximo sus potencialidades, y, por lo tanto, el ser es devenir. Desde el punto de vista antropológico y ético, la voluntad de poder sería la capacidad que tiene cada ser humano de hacer de su existencia una obra de arte. La voluntad de poder es la voluntad de autoafirmación, de decidir la propia existencia de un modo original e individual.

La voluntad de poder se relaciona a su vez con la moral aristocrática, o de señores, se basa en valores vitales, terrenos, La aceptación plena de la vida es la propia de lo dionisiaco y convertirá a los seres humanos en superhombres capaces de vivir la vida como si de una obra de arte se tratara y sin recurrir a consuelos metafísicos.

Tanto la propuesta moral de inversión de los valores, como la voluntad de poder se relacionan con la idea del Eterno Retorno. Esta idea aparece por primera vez en la Gaya Ciencia. En terminología kantiana y no en palabras de Nietzsche, sería como una especie de imperativo categórico o idea regulativa: actúa siempre en tu vida de tal manera que puedas querer siempre que cada cosa que haces o te ocurre suceda eternamente. Tal propuesta obligaría al hombre a intentar ser feliz y vivir una existencia plena, a aceptar la vida de un modo alegre y vital.

Tanto el eterno retorno como la voluntad de poder van encaminadas a conducir a la humanidad del último hombre decadente y antivital a una nueva humanidad, la del superhombre. El superhombre es una propuesta de estilo de vida, una nueva moral basada en la inversión de los valores. El superhombre es la respuesta del nihilismo activo frente al pasivo. El primero, como ya hemos visto, se resume en la negación de toda idea antivital mediante la frase: Dios ha muerto: "Dios ha muerto, hagamos que viva el superhombre". Dios o cualquier otra idea trascendente representan la antinomia de la vida, y la negación del valor humano. La afirmación de la vida tiene como condición de posibilidad la muerte de Dios y de todo lo que ese concepto representa. Se impone, pues, según Nietzsche, la inversión de los valores necrófilos y la afirmación de la vida. La transformación supone principalmente la inversión de los valores morales herederos del cristianismo en otro tipo de moral: la moral aristocrática.

Nietzsche habla del superhombre en oposición a lo que él llama último hombre, cuya moral es servil. Cómo aparecerá el superhombre (el que está por encima del último hombre) es algo que no explica. Quizá hay que entender que lo traerá la asunción del eterno retorno. En cualquier caso, Nietzsche presenta al superhombre como fruto de tres transformaciones: "Cómo el espíritu se convierte en camello, el camello en león, y el león, por fin, en niño" El superhombre posee, por tanto, la inocencia del niño, ajeno a una moral resentida, está más allá del bien y del mal, y que asumiendo la enseñanza del Eterno Retorno es creador de valores y vive fiel a la tierra.

A manera de conclusión, podemos decir que Nietzsche es un pensador antimetafísico, que no se limita a una labor de crítica a la filosofía tradicional, el lenguaje, la moral, sino que también plantea un proyecto acorde con su propia filosofía. Superhombre, Muerte de Dios o nihilismo, transmutación de los valores, voluntad de poder, eterno retorno son los pilares entorno a los que se mueve la filosofía nietzscheana, caracterizada por su vitalismo y su perspectivismo.