ARISTÓTELES

Aristóteles: oleo de Paolo Veronese 1560. Biblioteca Nazionale Marciana. Venecia

POLÍTICA

Introducción, traducción y notas de Manuela García Valdés. Madrid: Editorial Gredos, 1988. Libro Primero, 1252a, pp. 50-52

COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD FAMILIAR

(El fin de toda comunidad. Opiniones erróneas. Planteamiento metodológico)

De todo esto es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social (20), y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre. Como aquel a quien Homero (21) vitupera:

sin tribu (22), sin ley, sin hogar,

porque el que es tal por naturaleza es también amante de la guerra (23), como una pieza aislada en el juego de damas.

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano (24), y el hombre es el único animal que tiene palabra (25). Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye la casa y la ciudad (26). Por naturaleza, pues, la ciudad es anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo es necesariamente anterior a la parte (27). En efecto, destruido el todo, ya no habrá ni pie ni mano, a no ser con nombre equívoco, como se puede decir una mano de piedra: pues tal será una mano muerta.

Todas las cosas se definen por su función y por sus facultades (28), de suerte que cuando éstas ya no son tales no se puede decir que las cosas son las mismas, sino del mismo nombre. Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo; porque si cada uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera semejante a las demás partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios.

NOTAS:

(2) Ciudad traduce la palabra griega pólis que se refiere a una realidad histórica sin un paralelo exacto en nuestra época; en ella se recogen las nociones de «ciudad» y «estado». La traduciremos por la acepción usual de «ciudad» sin recurrir a la expresión «ciudad-estado)). La pólis era la forma perfecta de sociedad civil; sus rasgos esenciales eran: extensión territorial reducida, 'de modo que sus habitantes se conocieran unos a otros; independencia económica (autarquía), es decir, que produjese lo suficiente para la alimentación de su población; y, especialmente, independencia política (autonomía), es decir, no estar sometida a otra ciudad ni a otro poder extranjero. 

(3) Comunidad recoge el término griego koinónía. En muchos contextos en que hay un nivel alto de abstracción el vocablo comunidad es generalmente aceptable. En algunos casos lo traduciremos por asociación, en el que están presentes los elementos de intencionalidad, colaboración mutua y común acuerdo que el término griego implica.

(6) Platón también considera el matrimonio como un medio de alcanzar la inmortalidad; véase Leyes IV 721b c. (7) Cf. PLATÓN, Leyes 690b.

(8) Para esta referencia, entre otras explicaciones, podemos recoger la que nos da ATENEO, Deipnosofistas 173c y ss.: «Los de Delfos eran famosos por sus cuchillos que servían a la vez para varios empleos: matarla víctima, descuartizarla y cortarla en trozos».

(9) Cf., entre otros, EURÍPIDES, Ifigenia en Áulide 1400; Helena 276.

(10) Cf. HESÍODO, Trabajos y días 405.

(11) En este pasaje la familia parece tener un fin algo diferente del indicado en 1252a26-34.

(12) El término griego oikía lo traducimos en el sentido amplio de «casa» como unidad familiar, constituida por el hombre, la mujer, los hijos, los esclavos y los bienes.

(13) Para mostrar que la familia tiene su origen en la satisfacción de las necesidades de la vida de cada día, Aristóteles nos da los nombres que los antiguos aplican a sus miembros. — Carondas fue legislador de Catania, cf. Política II 12, 1274a 23. Era un aristócrata y vivió probablemente en el s. vi a. C. — De Epiménides de Festos (Creta) no se conoce con seguridad la cronología. Pasa, según algunos testimonios, por ser el último de los Siete Sabios de Grecia. Plutarco, en Solón, 12, dice de él «que era amado de los dioses, inteligente en las cosas divinas y poseedor de la sabiduría profética y misteriosa».

(14) Se encuentra una expresión semejante en PLATÓN, Leyes VI 776a. En griego hay un cierto juego de palabras entre apoikía, colonia, y oikía, casa, que no se puede recoger en la traducción. Aristóteles parece tener presente en todo este capítulo segundo, Leyes III 680 y ss., donde Platón se refiere también al pasaje de Homero para probar que en otro tiempo predominaba la realeza patriarcal. (15) Los bárbaros por oposición a los griegos. El término griego que lo expresa es éthnos; indica un grupo de hombres de la misma raza, el conjunto de una tribu o un pueblo que se opone generalmente a lo que se define con el término polis.

(16) Cf. HOMERO, Odisea IX 114. Para Aristóteles la descripción homérica de los Cíclopes es una representación mítica de los comienzos primitivos de la sociedad humana. También son citados los Cíclopes en Ética a Nicómaco X 10, 1180a28, como un caso típico de grupo independiente que vive aparte de toda organización estatal.

(17) Cf. ARISTÓTELES, Metafísica B 2, 997M0.

(18) La autosuficiencia, en griego autárkeia (autarquía), incluye el poseer lo necesario y lograr una vida feliz. Cf. Política, VII 4, 1326b4, y III 9, 1280b34. La define el propio Aristóteles en Ética a Nicómaco I 5, 1097b 14: «Consideramos suficiente lo que por sí solo hace deseable la vida y no necesita nada».

(19) Esta idea de «vivir bien» o «bienestar» frente a la simple existencia es uno de los temas centrales de la ética y de la política aristotélica. Véase, también, PLATÓN, República II 11, 369c y ss.; Hipias menor 368b-e.

(20) Nos encontramos con la famosa expresión aristotélica que define al hombre: politikón zôion. La traducción será siempre poco fiel. El sustantivo zôion quiere decir «ser viviente», «animal», y el adjetivo que le acompaña lo califica como perteneciente a una pólis, que es a la vez la sociedad y la comunidad política (cf. supra, nota 2). ¿Cómo traducir la expresión griega: «animal cívico», «animal político» o «animal social»? En este pasaje parece referirse al carácter social de los individuos que forman la ciudad. Cf. también ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco IX 9, 1169M6 y ss.

(21) Cf. HOMERO, Ilíada IX 63.

(22) Sin tribu debería, tal vez, decir sin fratría, para recoger el término griego aphrétor. Se trata de una división originaria de la población ateniense. Cf. ARISTÓTELES, Constitución de los Atenienses, frag. 5: «Las tribus de Atenas eran cuatro, y de cada una de las tribus había tres partes, que llamaban tritios y fratrías, y cada una de éstas tenía treinta linajes, y cada linaje se componía de treinta hombres» [trad. M. GARCÍA VALDÉS], B. C. G., 70, Madrid, 1984, pág. 51.

(23) Un ser que ama la guerra por la guerra, según Aristóteles, es una persona envilecida o, como Ares, superior al hombre. Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco X 7, 117,7b9 ss., y las palabras de indignación que Zeus dirige a Ares en Ilíada V 890 ss.

(24) Véase la misma idea infra, 8, 1256b21.

(25) Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco IX 9, 1170b 11 ss.: «He aquí lo que se produce cuando se convive y se intercambian palabras y pensamientos, porque así podría definirse la sociedad humana, y no, como la del ganado, por el hecho de pacer en el mismo prado». Cf. También ISÓCRATES, Sobre el cambio de fortunas 253-7, y A Nicocles 50 ss. Y Sócrates consideraba el lenguaje como una de las condiciones de la vida política; cf. JENOFONTE, Memorables IV 3, 12, pasajes todos que pudo haber conocido Aristóteles.

(26) Estas ideas están expresadas también infra, III 9, 1280b5; Ética a Nicómaco IX 9, 1167b2; PLATÓN, República VI 484d. — Aristóteles, supra, I 2, 1252a26-34, sostiene que el origen de la familia y, por tanto, de la ciudad está relacionado con los instintos comunes a los animales y plantas; en el pasaje presente la casa familiar y la ciudad sólo se dan en los seres humanos, porque su existencia implica una serie de cualidades que sólo son propias de estos seres. El mismo autor, infra, III 9, 1280a31, da otras razones de la ausencia de la ciudad entre los animales.

(27) Este es un principio esencial de la ontología aristotélica, que aplica para demostrar la anterioridad de la ciudad. Ésta forma un todo constituido por individuos que son sus partes; cf PLATÓN, República VIII 552a.

(28) Cf. PLATÓN, Sofista 247d; ARISTÓTELES, Metafísica VII 10, 1035M6; Sobre la reproducción de los animales I 2, 716a23.

(29) Para Aristóteles el carácter natural de la comunidad no excluye que tenga un fundador. Se deben dar juntas una tendencia natural y la voluntad de la acción humana.

(30) Cf. HESÍODO, Trabajos y días 275. HERÓDOTO IV 108. PLATÓN, Leyes 765e; Protágoras 327d-e. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco VII 7, 1150al-5.