Descartes

RACIONALISMO
DESCARTES
BÚSQUEDA DEL MÉTODO
LA DUDA METÓDICA.
LAS TRES SUBSTANCIAS
MORAL PROVISIONAL
INFLUENCIA CARTESIANA
Presentación biografía
Presentación su filosofía
MAPA CONCEPTUAL
TEXTO
CONTEXTO
RESUMEN

 

1.RACIONALISMO: CARACTERIZACIÓN GENERAL

Es una corriente filosófica del s. XVII que se desarrolla especialmente en Francia, Holanda y Alemania, y cuyo principal representantes es Descartes. Leibniz, Spinoza, Malebranche son también importantes filósofos racionalistas.  

Las principales características del racionalismo son:  

1. Preocupación gnoseológica y metafísica.

2. Absoluta confianza en la Razón como única fuente de conocimiento cierto. Descreimiento en el valor de conocimiento de los sentidos.

3. Creencia en las ideas innatas.

4.Subjetivismo.

5. Búsqueda del método (inspirado en las matemáticas) 

El racionalismo considera que la Razón es la única facultad que puede conducir al conocimiento de la verdad. No necesita ni de la tradición (escolástico-aristotélica), ni de la fe, ni de los sentidos, ni de ninguna otra instancia para alcanzar su objetivo. La razón es por sí sola suficiente. Como vemos, para los racionalistas, el problema fundamental de la filosofía es el del conocimiento (gnoseología). La razón es el origen del conocimiento. Y sólo los conocimientos que se basen en la razón son ciertos.  

Los sentidos son engañosos, y por lo tanto hay que dejarlos al margen, porque de ellos no puede provenir ningún conocimiento cierto, sólo aparente. El poder de la razón consiste en la capacidad de sacar de sí misma las verdades primeras y fundamentales. Estas "verdades primeras y fundamentales" son las "ideas innatas", ideas a las que el hombre puede llegar a través de la intuición y, a partir de las cuales, puede deducir todas las demás ideas hasta construir el sistema de pensamiento que refleje fielmente lo que es el mundo. Lo característico de las ideas innatas es que son, según los racionalistas, evidentes por sí mismas y no necesitan de demostración alguna. Se consideran ideas innatas las ideas de: "Yo", "Dios" y "Mundo", por este orden.  

Otra de las características del racionalismo, a parte de la absoluta confianza en la razón y la creencia en las ideas innatas, es el subjetivismo. En efecto, si todo conocimiento es básicamente la relación entre un sujeto y un objeto, y si para conocer un objeto se necesita un sujeto capaz de conocerlo, es preciso partir de la base de la existencia de un sujeto, y a partir de ahí podremos conocer todo lo demás. Pero sin sujeto el conocimiento no es posible. El sujeto para los racionalistas es fundamentalmente un sujeto pensante.  

La búsqueda de un método como única vía segura de conocimiento es otra de las obsesiones de la filosofía moderna en general. Ante la pluralidad de escuelas filosóficas del pasado que no conducían sino al escepticismo en cuanto que no habían llegado a un criterio único y universalmente válido para discernir cual de ellas era la verdadera, los racionalistas asumen la necesidad de encontrar un método capaz de suministrarnos un saber universal (válido para todos), tanto a nivel práctico como teórico. El modelo metodológico que se propusieron seguir fue el de las matemáticas (deductivo), ya que ellas se distinguen por su claridad y certeza. Tanto Descartes, como Spinoza y Leibniz pretenden deducir a partir de conocimientos ciertos, claros e indiscutibles, un sistema de verdades que nos proporcionen información certera sobre la realidad. Sólo el uso correcto del método podría hacer de la filosofía una CIENCIA.  

Los racionalistas identifican razón y realidad, lo cual significa que podemos conocer la realidad de un modo absoluto a partir de nuestra razón.

 

 

DESCARTES

 

 

René Descartes (1596-1650) nace en La Haye (Turena) y muere es Estocolmo. Fue educado en el colegio jesuita de La Flèche, en donde estudió filosofía escolástica. Sobre su época de estudiante dice lo siguiente:

"No hay en ella (en la filosofía escolástica) cosa alguna que no sea objeto de disputa y que, por tanto, no sea dudosa. [...] En cuanto a las demás ciencias, como toman sus principios de la filosofía, juzgaba yo que no se podía edificar nada sólido sobre cimientos tan poco firmes [...] me embargaban tantas dudas y errores que, procurando instruirme, no había conseguido más provecho que el reconocer más y más mi ignorancia [...] abandoné completamente el estudio de las letras y, resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo, o bien en el gran libro del mundo, empleé el resto de mi juventud en viajar, en ver cortes y ejércitos, en tratar gente de diversos humores y condiciones, en recoger varias experiencias, en ponerme a mí mismo a prueba" Descartes: Discurso del Método  

Con este espíritu independiente Descartes se lanza a la aventura del pensamiento, intentando hacer borrón y cuenta nueva con la historia de la filosofía, ante la que experimenta un cierto escepticismo, dado el desacuerdo entre las diversas escuelas con lo que respecta a la verdad. Comparando a la filosofía con un conjunto de edificios (sistema) podemos leer:  

"Los edificios que ha emprendido y acabado un solo arquitecto suelen ser más bellos que aquellos otros que varios han tratado de restaurar, sirviéndose de antiguos muros construidos para otros fines. [...] Mis designios no han sido nunca otros que tratar de reformar mis propios pensamientos y edificar sobre un terreno que fuera enteramente mío" [Idem.]

Si la filosofía no progresa consiguiendo la unanimidad de las otras ciencias es, según Descartes, porque le falta un método capaz de encauzar sus pasos. A la búsqueda de este método se lanza Descartes.  

Entre las obras de Descartes podemos destacar:  

* Discurso del método

* Meditaciones metafísicas*

*Reglas para la dirección del espíritu   

A parte de ser el primer filósofo moderno por abandonar los esquemas de pensamiento escolástico-aristotélicos y dar un giro radical a la filosofía, fue también un insigne matemático.

 

2.1. LA BÚSQUEDA DEL MÉTODO

Descartes parte de la creencia en la UNIDAD DE LA RAZÓN: la razón humana es universal, y aunque se aplica a una gran diversidad de campos, permanece idéntica. Todo lo cual hace pensar a Descartes que debe existir un método universal para todas las ciencias.  

Al analizar las operaciones de la mente llega a la conclusión de que básicamente son dos:

a) Intuición: actividad intelectual mediante la que se captan los conceptos más simples emanados de la razón: conocimientos ciertos. Por ejemplo: si pienso en un triángulo intuitivamente sé que es cierto que esa figura geométrica tiene tres ángulos. Es un concepto claro.  

b) Deducción: Inferencia necesaria a partir de otros conocimientos ciertos. Por ejemplo: si digo que "un triángulo no es una circunferencia"; o si digo "Pienso, luego existo" estoy realizando una deducción verdadera porque es lógicamente contradictorio pensar y no existir al mismo tiempo.  

Estas dos operaciones mentales son continuamente utilizadas en matemáticas, y muy especialmente en geometría. Justamente por eso Descartes, que a parte de filósofo era matemático, entiende que el mejor método, el más seguro, es el matemático.  

Descartes define el método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles capaces de suministrar conocimientos ciertos. distingue cuatro, a saber:  

a) Evidencia: Se admite sólo como verdadero aquello que nos aparece de modo "claro y distinto". Clara es la idea que se me presenta intuitivamente como cierta. Distinta es la idea que se presenta sin estar mezclada con otras cosas, lo simple.  

b) Análisis: Si tenemos una idea compleja, la dividimos en tantas partes simples como sea posible. Admitiendo como verdaderas las que sean evidentes.  

c) Síntesis: Conducir por orden los pensamientos, empezando por los más simples hasta llegar a los más complejos.  

d) Enumeración y revisión: Se comprueba el análisis: todas las ideas simples que aparezcan, y se revisa la corrección de la síntesis.  

Siguiendo estas cuatro reglas del método es imposible, según Descartes aceptar algo falso como cierto.  

Nuestras ideas pueden ser de tres tipos:  

a) Adventicias: Las que proceden de los sentidos: árbol, casa...

b) Facticias: provienen de la imaginación: unicornio, centauro...

c) Innatas: el pensamiento puede llegar a poseerlas por sí mismo, sin que medien los sentidos o la imaginación. Por ejemplo "Pienso, luego existo". Descartes se refiere a ellas diciendo que son "ciertos gérmenes de verdades que están naturalmente en nuestras almas"

 

2.2. LA DUDA METÓDICA

Como hemos visto en los textos, Descartes duda de la veracidad de lo que le han enseñado, por lo tanto, prefiere dejarlo a un lado y empezar su "edificio" filosófico desde el principio.  

Por otra parte duda del testimonio de los sentidos, pues en múltiples ocasiones nos inducen a error y las cosas no siempre son como parecen y, es más, no sabemos siquiera si en verdad existen las cosas que percibimos porque en sueños experimentamos cosas y acontecimientos de una manera tan real que parecen ciertos. Y si esto es así ¿podemos distinguir realmente la vigilia del sueño? Ante la imposibilidad de dar una respuesta clara a este respecto, Descartes duda también de los sentidos y hasta de la existencia del mundo mismo hasta que no quede suficientemente demostrada.  

En tercer lugar, duda de las mismas matemáticas, porque, según Descartes, podemos imaginar que existe un genio maligno que nos induzca a error cuando pensamos que 2+2=4. Realmente Descartes no cree en la realidad de esta hipótesis, es simplemente una hipótesis metodológica, pero es necesario plantearla para que la duda abarque todos los campos. Más tarde, cuando pruebe la existencia de Dios, Descartes la desechará.  

La duda se caracteriza por ser:  

a) Metódica: no escéptica. La duda es el paso previo a un tipo de conocimiento probado.

b) Teorética: Afecta a los conocimientos teóricos, como la física, las matemáticas, la filosofía..., pero no al plano práctico: moral, religioso, político.  

c) Universal: ya que todo se puede poner en duda: experiencia pasada, presente, el pensamiento mismo y las matemáticas.

d) No afecta: Ni a la religión, ni a la política ni a las costumbres. Todas ellas han de quedar al margen para no "dar papaya" a la Inquisición y al absolutismo.

duda cartesiana
 

Una vez que Descartes descubra mediante la intuición la primera verdad, podrá, a partir de ella, deducir todas las demás.  

 

2.3. LAS TRES SUBSTANCIAS

Por sustancia entiende Descartes: "Aquello que no necesita de otro para existir". Las sustancias que se deducen de su sistema son tres:  

a) Res Cogitans (substancia pensante): YO

b) Res infinita (substancia infinita): DIOS

c) Res extensa (substancia extensa): MUNDO  

El orden en que las deduce es el que hemos reproducido y tiene su importancia. En efecto, lo primero que tiene que encontrar Descartes es una verdad indubitable cuyas características de certeza y claridad sirva como modelo a las que le sigan en el proceso deductivo. La primera verdad es la existencia del Yo.  

Pero como aún no se ha garantizado la verdad del conocimiento, puesto que el Yo puede estar engañado cuando cree conocer algo, es necesario encontrar otra verdad que invalide la hipótesis del genio maligno. Esa substancia no es otra que Dios. Demostrada su existencia, quedará garantizada la verdad del conocimiento matemático. Sin embargo, queda pendiente la demostración del conocimiento científico, y más concretamente, el propio de la física.  

La posibilidad de la Física como conocimiento válido se establecerá una vez que se deduzca la existencia de la tercera substancia: el Mundo.

 

A) SUBSTANCIA PENSANTE: RES COGITANS

La duda metódica pone de relieve que:  

- Soy yo quien duda.

- Tengo que existir para poder dudar.

- La duda es una forma de pensamiento.  

Por lo tanto, la primera verdad indubitable, la primera idea innata es el: "Cogito ergo sum", o lo que es lo mismo: "Pienso, luego existo". Como puede apreciarse, el "cogito" es una intuición, es decir, una verdad de la que no es posible dudar porque se nos aparece de un modo claro y distinto. Por eso la existencia del Yo constituye la base del sistema cartesiano, pues está exenta de todo error posible y de toda duda posible. La función del "cogito" en la filosofía cartesiana es la servir de criterio de certeza:  

Todo lo que se perciba con igual claridad y distinción será verdadero, y, por tanto, podré afirmarlo con inquebrantable certeza"

Pero, ¿Qué es el Yo? La respuesta de Descartes es que el atributo fundamental del YO es el pensamiento, entendido como actividad cuyos modos son las ideas producidas por su actividad.  

El hombre es así alma, pero aún no se ha demostrado nada sobre la existencia del cuerpo. Sólo podrá concluir el humano dualismo alma-cuerpo cuando demuestre la existencia de la res extensa: MUNDO, pero antes tendrá que demostrar la posibilidad de la verdad: la existencia de DIOS.   

 

B) SUBSTANCIA DIVINA: RES INFINITA

Al contrario que Tomás de Aquino, prueba la existencia del mundo a través de la existencia de Dios, y la Dios recurriendo al Yo y a sus cogitaciones. Podemos encontrar en las Meditaciones metafísicas, en los Principios y en Discurso del método, tres pruebas de distinta naturaleza, a saber:

ARGUMENTO GNOSEOLÓGICO: (3ª meditación)

Aparte de la idea innata del YO, Descartes encuentra en su introspección otra idea, la de infinito que no es:

- Ni adventicia: no procede de los sentidos porque todo lo que podemos observar directamente es finito.

- Ni facticia: no procede de la imaginación puesto que ésta sólo puede trabajar a partir de los materiales que nos suministra la experiencia.

Reflexionando acerca del hecho de que era un ser que dudaba, Descartes, llega a descubrir que no era del todo perfecto pues era mayor perfección conocer que dudar. ¿En dónde -se pregunta- pudo haber aprendido a pensar en un ser más perfecto que él mismo? Evidentemente, se responde, que tiene que haber alguien que puso en mí tal idea.

Reflexionando acerca del hecho de que era un ser que dudaba, Descartes, llega a descubrir que no era del todo perfecto pues era mayor perfección conocer que dudar. ¿En dónde -se pregunta- pudo haber aprendido a pensar en un ser más perfecto que él mismo? Evidentemente, se responde, que tiene que haber alguien que puso en mí tal idea.

Para llegar a la conclusión anterior, es decir, que tuvo que ser alguien diferente a él mismo quien tuvo que poner en él la idea de un ser perfecto, Descartes, lleva a cabo el razonamiento siguiente:

Los pensamientos que se refieren a las cosas que existen fuera de mí no es imposible suponer que pudieran proceder de mi mismo. Y si tales ideas o pensamientos son verdaderos, es posible que se deba a mi pensamiento en tanto que posee algún tipo de perfección; si no son verdaderos, entonces puede deberse a mi imperfección. Pero, sea una cosa u otra, todo podría explicarse a partir de mí mismo.

No puede suceder lo mismo con la idea que representa un ser más perfecto que yo mismo. En este caso tal idea no podría proceder de mí mismo pues es imposible que, de algo imperfecto, pueda surgir la idea de lo absolutamente perfecto. Por lo tanto, como, según Descartes, la perfección no puede proceder de la imperfección, es preciso que Dios exista y sea la causa de la idea que yo tengo de la perfección.

"En definitiva no puede ser que yo exista como soy, es decir, teniendo la idea de Dios, si, al mismo tiempo, Dios no existiera. ¿De qué modo he recibido esta idea de Dios? Porque no la he recibido con los sentidos....ni ha sido imaginada por mí, puesto que no puedo sustraer nada a ella ni añadirle algo; hemos de reconocer, por tanto, que su idea no me es innatacomo me es innata la idea de mí mismo.......Dios, al crearme, ha puesto en mí esa idea, como el signo del artífice impreso en su obra......Por ello, es muy verosímil que haya sido hecho en cierto modo a su imagen y semejanza, y, en esa semejanza, es donde está contenida la idea de DiosDescartes. Meditaciones metafísicas. 3ª Meditación La idea de infinito es pues innata. Pero esa idea no puede proceder de una sustancia finita como el yo, sino que tiene que tener un origen igualmente infinito, porque de lo contrario, el efecto (la idea de infinitud) sería mayor que la causa (yo), y como el efecto no puede ser mayor que la causa, hemos de concluir que la idea de infinito procede de un ser infinito, es decir: DIOS:

ARGUMENTO COSMOLÓGICO ( 3ª Med. y en Principios)

a) Yo poseo la idea de perfección y existo
b) Pero si no debo mi existencia a Dios debo deberla a:
*A mí mismo?
*Haber existido siempre?
*A causas menos perfectas que Dios?

Y responde:

1. No soy causa de mí mismo, porque, de serlo, me habría creado perfecto.
2. Parece evidente, según mi memoria, que no he existido siempre, sino que he comenzado a existir.
3. Respecto a las causas, habrá tenido que recibir su existencia de sí misma o de alguna otra cosa. Si es causa sui, se trata de Dios. Si no lo es, esa causa ha debido recibir su existencia de otra, y ésta, a su vez, de otra... pero como no podemos remontarnos al infinito en la serie de las causas, debemos admitir que la última causa, causa sui, es Dios, que es causa de su propia existencia

ARGUMENTO ONTOLÓGICO a la manera de Anselmo de Canterbury:

Examinado la idea que tengo de un ser perfecto encuentro que la existencia está en ella comprendida de la misma manera, o aún más evidentemente que está comprendida en la de un triángulo que sus tres ángulos son iguales a dos rectos" [Discurso...]   

En resumen, el argumento ontológico viene a decir que, si tengo en mi mente la idea de un ser perfecto, tiene que existir, porque de no existir le faltaría una de las perfecciones: la existencia y eso sería lógicamente contradictorio, luego Dios existe.

“Pero una vez que he percibido que Dios existe.......y de que no es engañador..........resulta que, aunque ya no siga atendiendo a las razones por las que he juzgado que esto es verdad, sólo con que recuerde haberlo percibido clara y definidamente, no se puede aducir ningún argumento en contra que me induzca a dudar.................Por lo tanto, veo que la certidumbre y la verdad de toda ciencia dependen tan sólo del conocimiento de Dios, de modo que nada podría conocer perfectamente antes de que lo hubiera conocido a él.”  Descartes: 5ª Meditación.

Mediante los tres argumentos anteriores: gnoseológico, cosmológico y ontológico, Descartes demuestra la existencia de DIOS, lo cual invalida la hipótesis del genio maligno de la siguiente manera: Dios, en su infinita bondad no puede permitir que exista un ser, igualmente poderoso que él, que me induzca a error cuando pienso. Por lo tanto, si Dios existe, no puede permitir que yo me engañe. De esta manera, queda garantizada la existencia de la verdad, que no es otra que Dios mismo. 

Demostrada la existencia de Dios, Descartes pasa a la tercera parte de su objetivo, el más importante para él: demostrar la posibilidad misma del conocimiento científico, cosa que conseguirá al demostrar la existencia del MUNDO.

No obstante, como ya advirtió Arnauld en las cuartas objeciones a las Meditaciones metafísicas, en Descartes hay un círculo vicioso: se apoya en la veracidad de Dios para asegurar la capacidad cognoscitiva y, por otro lado, afirma a Dios a partir de las ideas innatas que Él nos ha puesto en la mente. Se trata de saber, en definitiva, si el cogito es realmente el principio de la filosofía o se subordina a Dios

Críticas a las pruebas de la existencia de Dios:

  • -Hay causas que no tienen tanta perfección como sus efectos.
  • -Dios no es una idea innata, sino que ha sido recibida por la tradición, y por lo tanto es susceptible de duda.
  • -La idea de ser perfecto e infinito no es perfecta ella misma, si lo fuera sería insoportable para un ser finito. (Regius)
  • -La existencia no es una perfección, sino que hay que suponerla (Gassendi)

 

C) SUBSTANCIA EXTENSA: RES EXTENSA

Según Descartes, yo no puedo dudar de que hay en mí una facultad pasiva de sentir, de recibir ideas de las cosas sensibles. Pero esta facultad sería inútil, si no hubiera una facultad activa capaz de producir esas ideas: 

- Esta facultad activa no puede estar en mí, pues "yo soy solamente una cosa que piensa", una sustancia pensante, y las cosas se me presentan, incluso en contra de mi voluntad.  

- Por lo tanto, es preciso que pertenezcan a una sustancia distinta, es decir, al cuerpo:  

Y puesto que Dios no es engañador, me ha dado una grandísima inclinación a creer que aquellas- las ideas sensibles- me son transmitidas por objetos corpóreos; no se cómo se lo podría defender de la acusación de engaño si aquellas ideas fueren producidas por causas que no fuesen objetos corpóreos".  

Luego, la substancia corpórea, distinta de la pensante existe, y tiene como principal atributo la extensión. Pero no posee todas las cualidades que percibimos en ella:  

Posee cualidades propias u objetivas: magnitud, figura, movimiento, situación, duración, número...  

Sin embargo, cualidades como el color, el olor, el sabor, el sonido, no existen como tales en las cosas, sino que son cualidades subjetivas, tal como había defendido con anterioridad Galileo. Estas cualidades son llamadas por Descartes "modos".  

Como hemos dicho más arriba, con la demostración de la existencia del mundo queda abierta la posibilidad del conocimiento científico.

Respecto al cuerpo, lo claro y distinto es que no se puede concebir un cuerpo que no tenga extensión. Por consiguiente, la extensión es el atributo principal de la sustancia corpórea y, como el atributo manifiesta la esencia, la esencia del cuerpo es extensión. De este modo, el mundo material queda despojado de elementos cualitativos. El principio formal de la sustancia (de origen aristotélico) es abandonado por Descartes al no poseer claridad y distinción. La materia queda reducida a extensión geométrica, sin forma alguna. La física cartesiana no requiere más que dos elementos: la materia y el movimiento. De ahí nace el mecanicismo cartesiano y el posterior materialismo.

La materia-extensión es infinita y divisible infinitamente Todos los cambios son movimientos locales: el movimiento es la acción por la cual un cuerpo pasa de un lugar a otro; es una simple variación de la posición de los cuerpos. Se niega así el finalismo de la sustancia corpórea. El movimiento no puede venir de la materia (la extensión nada nos dice del mismo), luego depende de la cantidad que Dios le imprimió y que permanece constante: Dios es la causa primera del movimiento puesto que lo ha introducido en la materia inerte; la cantidad de movimiento de todos los cuerpos del universo es constante.

Leyes de la mecánica

1.Principio de inercia: todos los cuerpos que están en movimiento continúan moviéndose hasta que su movimiento es detenido por otros cuerpos.
2.Dirección del movimiento: todo cuerpo en movimiento tiende a continuarlo en línea recta.
3.Ley del choque: si un cuerpo se mueve y encuentra a otro cuerpo, tiene menos fuerza para continuar moviéndose en línea recta, y si tiene más fuerza arrastra consigo al otro cuerpo.

El mundo material o res extensa se reduce a mera extensión, que crece, se mueve y se transforma siguiendo procesos mecánicos. Por cuerpo entiende Descartes todo lo que puede ser circunscrito por algún lugar y llenar un espacio, de tal manera que cualquier otro cuerpo sea excluido de allí; todo lo que puede ser sentido por uno de los cinco órganos sensoriales; lo que puede ser movido de diversas maneras, no por sí mismo, sino por algo extraño que lo toque. Se trata del mecanicismo geométrico, que excluye toda cualidad que no sea la extensión y el movimiento. Así pues, los cuerpos son extensiones movidas, mecanismos (incluso el cuerpo humano). Los animales son máquinas: los fenómenos biológicos se reducirán a fenómenos físicos, por lo que los seres no pensantes se equipararán a mecanismos puros.

La relación entre alma y cuerpo

Como ya se ha comentado, a la sustancia la define su atributo principal. Por lo tanto, en el caso del hombre no se da unión sustancial, porque los atributos de las dos sustancias que lo componen son distintos entre sí: el atributo de la sustancia pensante es el pensamiento, mientras que el atributo del cuerpo es la extensión. El hombre no es una sustancia compuesta de otras dos incompletas, sino enteramente completas. En definitiva, tratándose de dos substancias separadas, el cuerpo no es más que una máquina acoplada al espíritu; o, si se prefiere, la relación de la mente al cuerpo es análoga a la que existe entre el piloto y la nave.

Descartes se encuentra en una situación difícil: Por una parte, su aplicación del criterio de claridad y distinción le lleva a subrayar la distinción real entre alma y cuerpo, que incluso se representa como substancias completas. Por otro lado, tenía consciencia de los datos empíricos que manifiestan su mutua interacción. Su negativa a aceptar la conclusión que parecía inferirse de sus presupuestos, a saber, que el alma está simplemente alojada en el cuerpo, al que utiliza como una especie de vehículo o instrumento extrínseco, le llevó a intentar encontrar una "solución" que explicase su mutua "interacción". Así, según Descartes, la comunicación entre ambas se da a través de los "espíritus vitales o animales", que circulan en la sangre. Estos transmiten a la glándula pineal, donde se aloja el alma, los mensajes extraídos del cuerpo, de la misma forma que también ellos transmiten los mandatos del alma a los diferentes órganos corporales.

Frente a la concepción del aristotelismo escolástico, en la que el hombre constituía una unidad en la que el alma "informaba" al cuerpo, este dualismo cartesiano o el problema de comunicación de las substancias constituirá uno de los grandes puntos de discordia entre sus críticos y partidarios.

Es preciso resaltar que Descartes afirma la autonomía del yo respecto del universo físico, en el que no cabe la libertad, ya que está presidido por la necesidad, según la concepción mecanicista de la nueva ciencia, que Descartes comparte.  

Dicha autonomía aparece con claridad en la independencia con que la mente la percibe:

 "Puesto que, por una parte, poseo una idea clara y distinta de mí mismo en tanto que soy una cosa que piensa e inextensa, y de otra parte, poseo una idea distinta del cuerpo en tanto que es solamente una cosa extensa y que no piensa, es evidente que yo soy distinto de mi cuerpo y que puedo existir sin él" [Meditaciones, 6]

 

2.4. MORAL PROVISIONAL

La trayectoria filosófica de Descartes viene marcada, a lo largo de sus obras, por la duda metódica y la posterior fundamentación progresiva de los distintos ámbitos del saber: teología, metafísica, filosofía natural, ciencias concretas... El método cartesiano, ese método que unifica las ciencias en aras de la construcción del la ciencia universal, también debía ser la base de una ciencia moral, racionalmente fundada. Sin embargo, hasta que llegase ese momento en el que pudiese elaborar “la más alta y más perfecta ciencia moral que, presuponiendo un conocimiento de las demás ciencias, es el último grado de la sabiduría”, era necesario proveerse de unas ciertas reglas morales, a fin de resolver la vida práctica sin caer en la irresolución. Considera que, como muchas veces nos vemos obligados a actuar aun en medio de la duda, debemos hacerlo como si los postulados fuesen absolutamente válidos; lo cual no significa defender la indiferencia o la comodidad, puesto que el hombre ha de procurar clarificar todos los aspectos concomitantes a todo acto humano. De ahí el sentido de su “morale par provision” (que no provisional), cuyas máximas presenta ya en su Discurso del método.

Así, en su Discurso del método, antes de aplicar su duda metódica, Descartes plantea una ética provisional. En síntesis, los postulados o preceptos de dicha ética que propone para sí mismo, serían los siguientes: Se resuelve a

a)Obedecer las leyes y costumbres de su país,

b)Ser firme y resuelto en sus acciones, y seguir fielmente incluso las opiniones dudosas (opiniones aún no establecidas más allá de toda duda), una vez que su mente las ha aceptado.

c)Tratar de vencerse siempre a sí mismo más bien que a la fortuna y a alterar sus deseos más bien que tratar de cambiar el orden del mundo.

d)Finalmente, resuelve dedicar su vida entera al cultivo de su razón y a hacer tantos progresos como pueda en la búsqueda de la verdad.

Por consiguiente, Descartes elabora una moral para sí mismo que, si bien puede tener validez universal debido a su formulación en reglas normativas, no intenta proyectar hacia los demás. Simplemente expresa el comportamiento que él mismo ha seguido en su vida, adecuándolo a sus postulados filosóficos, pero sin intentar fundamentarlo con el rigor propio de una moral auténticamente racional.

 

2.5. LA INFLUENCIA CARTESIANA

Descartes no sólo fue un innovador de la filosofía, sino también el primero en aplicar las matemáticas a las ciencias físicas, y el iniciador moderno de la concepción mecanicista de la naturaleza. Las reacciones hacia las doctrinas de Descartes se hicieron notar inmediatamente. Ya durante su vida se formularon varias objeciones a puntos básicos de su doctrina (Hobbes, Arnauld, Gassendi, etc.). Pero, tanto materialistas como idealistas, han encontrado apoyo para sus ideas en Descartes. Unos y otros han visto en él al primer filósofo moderno, impulsor de la subjetividad racional, al concebir el hombre como razón. De hecho, sus ideas dominaron en el mundo hasta dos siglos después de su muerte. A partir de Descartes, el pensamiento moderno tomará como punto de partida el ser mental o el pensamiento del ser, pero no el acto de ser de las cosas reales.

La unión de cuerpo y alma no queda suficientemente demostrada con Descartes. Éste y otros problemas harán posible los sistemas posteriores de Malebranche (Onlologismo y ocasionalismo), Spinoza (monismo substancial) y Leibniz (monadología y armonía preestablecida), Geulincx (ocasionalismo) que siguiendo el espíritu cartesiano y en clave teológica, intentarán solucionar los problemas irresolutos del fundador del racionalismo.

Así, SPINOZA (s. XVII) “solucionó” el problema de la comunicación de las sustancias defendiendo un radical monismo. Las redujo a una sola, afirmando que la sustancia es “lo que es en sí y se concibe por sí mismo”, tal sustancia única es Dios, y tiene dos atributos: pensamiento y extensión. En cuanto a pensamiento, dicha substancia es Dios. En cuanto a extensión, es considerada Naturaleza. Los demás entes son modos o partes de la única susbtancia, he aquí el panteísmo spinozista. El Dios de Spinoza va a lo suyo, que es ser lo que sea: no tiene problema!

LEIBNIZ (s. XVIII), por el contrario, es pluralista, defiende que existen múltiples substancias, a las que llamó mónadas y que se comunican a través de la armonía preestablecida por Dios mediante las leyes que instituyó en el  universo al ser creado, de un modo similar a como las partes del cuerpo interactúan entre ellas para constituir un todo armónico, las mónadas del cuerpo y las del alma están “programadas” para relacionarse entre sí mediante la armonía preestablecida, como dos relojes sincronizados. El Dios de Leibniz, organizó todo el trabajo de una vez, y ¡se echó a dormir!

MALEBRANCHE (s. XVII) y su ocasionalismo resuelve el problema de la comunicación de las substancias recurriendo a la acción divina. El alma y el cuerpo no actúan directamente la una sobre el otro, y viceversa, sino que es Dios quien produce en el alma una sensación cuando el cuerpo la experimenta, y quien mueve al cuerpo un cuando el alma así lo desea. En definitiva: El Dios de Malebranche  tiene muuuuuchooooo trabajo, por eso hay tanto paro!

Locke criticó duramente las ideas innatas. Hume, Kant, Nietzsche criticaron sus pruebas sobre la existencia de Dios.

En el siglo XX, Husserl, retoma el empeño de Descartes para hacer de la filosofía una ciencia de esencias, tal como podemos apreciar en sus Meditaciones Cartesianas.