1.1. HUMANISMO
1.2. HUMANISMO: REFORMA Y CONTRAREFORMA: ERASMO Y LUTERO
2. EL ESTADO MODERNO Y LA FILOSOFÍA POLÍTICA
2.1. EL ESTADO MODERNO
2.2. LA FILOSOFÍA POLÍTICA
2.2.1. NICOLÁS MAQUIAVELO (1469-1527)
2.2.2. TOMÁS MORO (1478-1535)
3. REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
3.1 GALILEO Y LA CIENCIA MODERNA
1. CARACTERÍSTICAS DEL HUMANISMO Y DEL RENACIMIENTO
Podemos considerar que el Renacimiento se desarrolla en los siglos XV y XVI: entre el fin de la Guerra de los Cien años (1453) y el Edicto de Nantes (1598). No está muy claro si el Renacimiento supone una ruptura radical con la Edad Media. El desarrollo de la burguesía, clase social impulsora de los ideales renacentistas, comienza en el Medievo, y va asociada al desarrollo del individualismo. La introducción de la filosofía griega en occidente se había realizado ya a través de las escuelas de traductores de Toledo, Vich, Nápoles, Palermo, etc. a lo largo de ese período, especialmente durante el siglo XIII. Esta apertura "medieval" a los clásicos, será otra de las características clave del Renacimiento. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la ciencia debida a la actividad de figuras como Ockham, Oresme y Buridán. Otros acontecimientos importantes como el descubrimiento de América o de la imprenta, dejarán sentir su influencia con posterioridad.
Las características principales de la época son, esquemáticamente, las siguientes:
1. Descomposición del feudalismo, e incipiente aparición del capitalismo, provocada por un cambio en la economía: de ser casi exclusivamente agrícola y radicada en el mundo rural, pasa a centrarse en la economía de mercado fomentada por los gremios artesanales ubicados en los burgos.
2. Pérdida del sentido religioso medieval, caracterizado por el teocentrismo. Paso al antropocentrismo.
3. Surgimiento de las monarquías nacionales a raíz de la fragmentación del Imperio de Carlo Magno.
4. Nuevos descubrimientos e inventos: geográficos (América); científicos (brújula, imprenta); utilización de la pólvora...
5. Caída de tres pilares:
a) El papado asediado por las teorías conciliaristas.
b) El "Imperio" enfrentado al poder del obispo de Roma: ruptura de la unidad religiosa y política.
c) Universidad: el centro se desplaza de París a Oxford, lo que supone un cambio de perspectiva filosófica.
6. Reforma protestante: como respuesta frente a los abusos del papado, y su injerencia en el plano político.
7. Surgimiento de la nueva ciencia: olvido de Aristóteles y búsqueda del método experimental (Bacon en filosofía).
8. Desprestigio de la escolástica.
Todos estos cambios hacen del Renacimiento una época optimista, consciente de la necesidad y trascendencia del nuevo rumbo político, cultural, científico y religioso.
1.1. HUMANISMO Y RENACIMIENTO
Mientras que el Humanismo sigue interesado con los problemas teológicos-filosóficos de la Edad Media, el Renacimiento abandona dicha perspectiva. Sin embargo, el humanismo supone el retorno a la sabiduría clásica, y el Renacimiento interpreta el retorno a lo antiguo como un regreso a lo primigenio, a la aurora de la humanidad inocente y libre, dando un gran impulso a las artes y a las ciencias.
Como ya hemos señalado, uno de los rasgos distintivos del humanismo es su interés por la antigüedad clásica, muy especialmentedesde el ámbito de la investigación filológica, que lleva aparejado el desarrollo de la perspectiva histórica y la consolidación de la historicidad como clave del pensamiento europeo.
A diferencia de la Edad Media, los humanistas consideran al ser humano desde una óptica terrena, y, por lo tanto, incardinado en la naturaleza y la historia. Entienden que la religión tiene claramente un fin sobrenatural, pero también puede ejercer una función pacificadora que ha de evitar la intolerancia religiosa.
El Renacimiento se inspira en el ideal de un renacer del ser humano a una vida genuinamente "humana". A este fin sirve el impulso creador de las artes y las ciencias, El ideal del Renacimiento podría ser Prometeo: un héroe que desafía a los dioses, que descubre su verdadera naturaleza en la cultura, que es el resultado de la libertad y la creatividad humanas. La cultura griega y romana es descubierta como un modelo liberador y un retorno a una soñada edad de oro de la inocencia. El individualismo es una consecuencia de esta visión. Y en ningún otro ámbito se ve esta tendencia tan claramente como en el del arte: son los artistas de este período los que toman conciencia de la autoría.
Las principales corrientes filosóficas y científicas de este período son:
Platonismo: Academia Florentina de la que formaron parte Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirandola.
Aristotelismo: Cremonimo, Zabarella, Ponponazzi...
Escuelas helénicas renacidas como el estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
Nueva Ciencia: Copérnico, Brahe, Galileo y Kepler.
1.2. HUMANISMO: REFORMA Y CONTRAREFORMA: ERASMO Y LUTERO
Una de las disputas más famosas del Humanismo es la relativa a la naturaleza humana: libertad o determinismo, bondad o maldad. En esta dicotomía se desarrolla la polémica entre Erasmo y Lutero:
Según Erasmo de Rotterdam (1467-1536), en su obra "Sobre el libre albedrío" el hombre no es malo por naturaleza pese al pecado original. El libre albedrío, que llevó al ser humano a la expulsión del Paraíso, supone al mismo tiempo su posibilidad de salvación. Aunque para alcanzarla no basta la libertad, sino que es necesaria el don divino de la Gracia.
Martín Lutero (1483-1546), el airado padre de la Reforma Protestante, es profundamente pesimista respecto a la naturaleza humana: el ser humano, corrompido por el pecado original, requiere de la Gracia divina para salvarse, así que, en última instancia, la salvación depende de la voluntad misteriosa de Dios. Todo ello supone la negación del libre albedrío, tal como pretende afirmar Lutero en su polémica contra Erasmo, plasmada en su "Sobre el albedrio esclavo".
Por otra parte, los reformistas niegan la necesidad de intermediarios entre Dios y el ser humano, y recomiendan la lectura individual de la Biblia.
2. ESTADO MODERNO Y FILOSOFÍA POLÍTICA
2.1. ESTADO MODERNO
Durante los siglos XV y XVI se desarrolla el absolutismo político: En Inglaterra, bajo la dinastía Tudor, en España, bajo Los Reyes Católicos y su nieto Carlos V; en Francia tras la guerra de los Cien Años.
La defensa del absolutismo político se sustenta en la creencia de que sólo un poder centralizado puede hacer frente a disolución de la sociedad.
A medida que se fue estableciendo el absolutismo político, se desarrollaron teorías sobre algunos problemas derivados de la justificación del poder, como:
a) La teoría del derecho divino de los Reyes o la limitación de su poder.
b) Las nuevas reflexiones sobre la naturaleza y fundamento de la sociedad política.
c) El desarrollo de la conciencia nacional, su fundamento, justificación y límites.
d) Las nuevas reflexiones sobre la ley natural como limitación al ejercicio arbitrario del poder político.
e) La reflexión sobre las relaciones de la Iglesia / Estado.
f) El surgimiento de nuevas teorías del contrato como fundamento de la legitimación de la sociedad y el poder político.
2.2. LA FILOSOFÍA POLÍTICA
2.2.1. NICOLÁS MAQUIAVELO (1469-1527)
Maquiavelo nació en Florencia en 1469, en el seno de una familia noble, lo que facilitó su participación activa en la vida pública. Pero su caída en desgracia, lo llevó, afortunadamente, a la filosofía política. Su obra más conocida y breve, aunque no la más importante, es "El Príncipe", obra que escribe Maquiavelo para volver a congraciarse con los gobernantes de la República de Florencia, concretamente con Lorenzo II de Medici. En ella analiza, a través de ejemplos históricos, cuáles son los medios de los que se han valido los gobernantes a lo largo de la historia para acceder al poder y conservarlo. Se trata de una obra descriptiva, no normativa, escrita al margen de consideraciones morales. Deja claro que su pretensión no es imaginar gobiernos ideales, sino describir la realidad política y su eficiencia: Puro realismo político.
“Nos queda ahora por ver cuál debe ser el comportamiento y el gobierno de un príncipe con respecto a súbditos y amigos. Y porque sé que muchos han escrito de esto, temo -al escribir ahora yo- ser considerado presuntuoso, tanto más cuanto que me aparto -sobre todo en el tratamiento del tema que ahora nos ocupa- de los métodos seguidos por los demás. Pero, siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma. Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad" -Maquiavelo: El Príncipe, XV.
Un príncipe debe tener muy claro que su único objetivo es perpetuarse en el poder, y para ello deberá estar dispuesto a emplear los medios que sean precisos, al margen de consideraciones morales, legales o religiosas. No obstante, ha de ser capaz de controlar su imagen pública y parecer un hombre virtuoso, fiable y piadoso. La fortaleza, la implacabilidad y la astucia son condiciones absolutamente imprescindibles para alcanzar su hegemonía.
"Estando, por tanto, un príncipe obligado a saber utilizar correctamente la bestia, debe elegir entre ellas la zorra y el león, porque el león no se protege de las trampas ni la zorra de los lobos. Es necesario, por tanto, ser zorra para conocer las trampas y león para amedrantar a los lobos. Los que solamente hacen de león no saben lo que se llevan entre manos. No puede, por tanto, un señor prudente -ni debe- guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelve en contra suya y han desaparecido los motivos que determinaron su promesa. Si los hombres fueran todos buenos, este precepto no sería correcto, pero -puesto que son malos y no te guardarían a ti su palabra- tú tampoco tienes por qué guardarles la tuya. Además, jamás faltaron a un príncipe razones legítimas con las que disfrazar la violación de sus promesas. Se podría dar de esto infinitos ejemplos modernos y mostrar cuántas paces, cuantas promesas han permanecido sin ratificar y estériles por la infidelidad de los príncipes; y quien ha sabido hacer mejor la zorra ha salido mejor librado. Pero es necesario saber colorear bien esta naturaleza y ser un gran simulador y disimulador: y los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar (...). -Maquiavelo: El Príncipe, XVII
Además, es necesario que sea capaz de establecer buenas leyes y que apoye su fuerza en un ejército propio compuesto, en quilibrio táctico, de infantería y caballería, bien entrenado, curtido y leal, que reúna las virtudes de la infantería española y la caballería francesa. Las tropas mercenarias o mixtas son inútiles, y hasta nocivas para sus propósitos porque tienen facilidad para incurrir en la traición y la cobardía.
El ideal de príncipe es para Maquiavelo Cesar Borgia, duque Valentino, hijo del astuto Papa Alejandro VI. En el capítulo final de El Príncipe exhorta a Lorenzo II a que asuma el liderazgo para la expulsión de los invasores extranjeros, poner coto al poder insaciable de la Iglesia y unificar Italia.
La verdadera personalidad política de Maquiavelo aparece, sin embargo, en los Discursos Sobre la Primera Década de Tito Livio, obra en tres volúmenes, escrita entre los años 1512-1517. Intentan explicar la estructura y los beneficios del gobierno republicano. Sirviéndose de su método comparativo, critica las ineficaces prácticas de gobierno y administración y las instituciones de la Italia de su época, comparándolos con los hechos de los romanos en materia de administración política, y acusando a estas últimas de no tomar en cuenta los ejemplos del pasado para aprender y evitar cometer errores. En especial culpa a la Iglesia de la situación de Italia, manteniendo al país dividido. En estos dos últimos aspectos El Príncipe y los Discorsi coinciden.
Maquiavelo, siguiendo al viejo Platón de la Las Leyes y a Aristóteles, distingue tres clases de gobiernos malos: tiranía, oligarquía, y el gobierno licencioso (forma degenerada de la democracia), y las otras tres buenas: Monarquía, aristocracia, democracia. Propone un régimen mixto de las buenas: una República capaz de integrar los intereses de nobles y ricos, y del pueblo llano, que, en última instancia, es el auténtico sujeto político, tal como tendremos ocasión de ver en el primero de los textos:
"Porque en toda ciudad se encuentran estas dos fuerzas contrarias, una de las cuales lucha por mandar y oprimir a la otra, que no quiere ser mandada ni oprimida. Y del choque de las dos corrientes surge uno de estos tres efectos: o principado, o libertad, o licencia.(...)
(...) Mientras que el que llega por el favor popular es única autoridad, y no tiene en derredor a nadie o casi nadie que no esté dispuesto a obedecer. Por otra parte, no puede honradamente satisfacer a los grandes sin lesionar a los demás; pero, en cambio, puede satisfacer al pueblo, porque la finalidad del pueblo es más honesta que la de los grandes, queriendo éstos oprimir, y aquél no ser oprimido." -Maquiavelo: El Príncipe, IX
“Tal es el círculo en que giran todas las naciones, ya sean gobernadas, ya se gobiernen por sí; pero rara vez restablecen la misma organización gubernativa, porque casi ningún estado tiene tan larga vida que sufra muchas de estas mutaciones sin arruinarse, siendo frecuente que por tantos trabajos y por la falta de consejo y de fuerza quede sometido a otro estado vecino, cuya organización sea mejor. Si esto no sucede, se le verá sufrir perpetuamente los referidos cambios. Digo, pues, que todas estas formas de gobierno son perjudiciales; las tres que calificamos de buenas por su escasa duración, y las otras tres por la malignidad de su índole. Un legislador prudente que conozca estos defectos, huirá de ellas, estableciendo un régimen mixto que de todas participe, el cual será más firme y estable; porque en una constitución donde coexistan la monarquía, la aristocracia y la democracia, cada uno de estos poderes vigila y contrarresta los abusos de los otros.
Entre los legisladores más célebres por haber hecho constituciones de esta índole, descuella Licurgo, quien organizó de tal suerte la de Esparta, que, distribuyendo la autoridad entre el rey, los grandes y el pueblo, fundó un régimen de más de ochocientos años de duración, con gran gloria suya y perfecta tranquilidad del Estado.” -Maquiavelo: Discursos Sobre la Primera Década de Tito Livio, Libro I, cap. II.
2.2.2.TOMAS MORO (1478-1535)
Al igual que Platón en su obra "La República", Tomás Moro, Lord Canciller de Enrique VIII, redactó una novela filosófica que describe un Estado Ideal en la Isla de Utopía, ficción que es en realidad una crítica a la sociedad y políticas de su época. Los integrantes de la isla serían el contrapunto moral de su contemporaneidad. En ella carga contra el gobierno despótico, bajo hacha, posteriormente, perdió su íntegra cabeza. Igualmente se opone a la explotación comercial y contiene ideas que reaparecen posteriormente en el socialismo.
En su novela describe una sociedad agrícola, en contraste con una sociedad burguesa incipiente,cuyo núcleo es la familia patriarcal. No existe propiedad privada, ni economía financiera que son la raíz de toda corrupción y abuso. Todos son iguales en derechos y deberes y se supeditan al bien común. El sustento está asegurado para todos. Se establece la libertad y la tolerancia religiosa.
En cuanto a la organización política, Moro establece que cada treinta familias o granjas los ciudadanos eligen anualmente a un jefe, al que llaman “sifogrante”. Cada grupo de diez sifograntes con sus treinta familias dependen de un jefe, o “traniboro”. En cada ciudad, el total de los sifograntes electos elige por voto secreto al príncipe, entre los cuatro candidatos elegidos por el pueblo, uno por cada cuarto de la ciudad. El cargo de príncipe es vitalicio, pero puede ser depuesto si incurre en actos tiranícos. Los traniboros se reúnen regularmente, si no existe urgencia, en el Senado con el Príncipe. Los asuntos importantes, son presentados por los sifograntes a las familias que los han elegido, y tras ser discutidos, cada sifogrante presenta la opinión común de su comunidad en el Consejo. Existe además un Senado para toda la isla, ubicado en la capital, donde se tratan los asuntos que afectan a la totalidad de Utopía. En Utopía se admite la esclavitud como consecuencia de la comisión de un crimen.
En Utopía, como todo es de todos, nunca faltará nada a nadie mientras todos estén preocupados de que los graneros del Estado estén llenos. Todo se distribuye con equidad, no hay pobres ni mendigos y aunque nadie posee nada todos sin embargo son ricos. ¿Puede haber alegría mayor ni mayor riqueza que vivir felices sin preocupaciones ni cuidados? Nadie tiene que angustiarse por su sustento, ni aguantar las lamentaciones y cuitas de la mujer, ni afligirse por la pobreza del hijo o la dote de la hija. Afrontan con optimismo y miran felices el porvenir seguro de su mujer, de sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y de la más dilatada descendencia. Ventajas que alcanzan por igual a quienes antes trabajaron y ahora están en el retiro y la impotencia como a los que trabajan actualmente.
Bien quisiera que alguien midiera este sentido de justicia con el que rige en otras partes.
Yo tengo que confesar que apenas he encontrado un leve rastro de justicia y equidad en ninguna de ellas. ¿Qué justicia es la que autoriza que un noble cualquiera, un orfebre, un usurero o cualquier otro que no hacen nada o hacen cosas contrarias al Estado, puedan llevar una vida regalada sin mover un dedo. o en negocios sucios y sin responsabilidad? Entre tanto el criado, el cochero, el artesano, el labriego andan metidos en trabajos que no aguantarían ni los animales por lo duros y al mismo tiempo tan necesarios que sin ellos la República se vendría abajo antes de un año. Tomás Moro: Utopía.
3. REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
En un principio, el protestantismo no era partidario de la Revolución científica porque contradecía a la Biblia. No obstante, el descubrimiento de América y la circunvalación de la tierra hacen que la gente se plantee muchas cuestiones sobre el mundo en el que viven. Estas aplastantes experiencias tienen como consecuencia el avance en el conocimiento de la física terrestre. Además, la aparición del telescopio permitió observar los lejanos satélites de Júpiter, las manchas solares o la vía láctea como un conglomerado de estrellas. Las evidencias retaban al sentido común y al criterio de autoridad.
La Iglesia católica, escarmentada por la Reforma protestante, arremete contra la revolución científica.
En los siglos XVI y XVII hay tres grandes paradigmas en conflicto:
a) El paradigma organicista aristotélico;
b) Una especie de misticismo de inspiración neoplatónica gnóstica.
c) El paradigma mecanicista, que adopta ciertos elementos platónicos como el circularismo y absorbe la física aristotélica.
a) Aristóteles: el organicismo.
El universo está integrado y es finito. Tiene composición hilemórfica (materia y forma). La Tierra quieta ocupa el centro del universo, por lo tanto, se trata de un universo geostático. El universo es heterogéneo y se divide en dos ámbitos distintos: mundo sublunar y supralunar:
El mundo sublunar es imperfecto porqueestá compuesto por los cuatro elementos y sometido a la generación y corrupción. En él los movimientos son naturales y violentos (como los de los proyectiles).
El mundo supralunar, en cambio, está compuesto de un quinto elemento incorruptible: el éter. Su movimiento es circular y perfecto, y las esferas cristalinas.
En el universo aristotélico es cualitativo y, por tanto, la matemática no es un elemento importante, al contrario que sucede durante la Revolución Científica, en la que Galileo, principalmente, hizo de ella uno de los elementos fundamentales de sus investigaciones.
b) El mundo como misterio.
Es una concepción resultante del descubrimiento de textos antiguos en griego o arameo, en los que los renacentistas creyeron encontrar sentidos secretos. Se redescubre también la Cábala, que explica al ser humano a la luz de la numerología. Los autores que siguen esta línea mística y ocultista se interesan por textos heterodoxos, como pueden ser los de la tradición egipcia de Hermes Trimegisto, en los que se considera a Ra, el Sol, centro del universo, y al resto de los planetas como divinidades inferiores. Esta interpretación de la divinidad ampara una visión mística del heliocentrismo. El Sol es el supremo dador de vida, visión que entronca con la interpretación de la Idea de Bien, simbolizada por el Sol.
La naturaleza se entiende como ser viviente, el sol como fuente de vida y gran viviente, el universo es infinito. Resurge el panteísmo, que afirma que todo es Dios. Existe también un gran interés por desvelar el sentido místico tras los números, concebidos por los pitagóricos como la clave para desvelar los misterios de la naturaleza.
La exaltación mística lleva al rechazo del principio de autoridad, no muy bien acogido por los protestantes, con lo que los mistéricos siguen llevando una existencia clandestina, y desarrollando la magia, la alquimia, la teoría de los gases, la farmacología…
c) El mundo como máquina.
Al contrario que el organicismo, esta concepción sostiene que el universo se comporta como una gran máquina (el modelo fue el reloj, con sus piezas y engranajes relacionadas al unísono y resultando una armonía casi matemática). Para su investigación sólo consideran necesario conocer los elementos materiales (partículas) y el movimiento, meramente mecánico, azaroso, al contrario que el finalismo o teleologismo, que sostenía que todo en el universo sucede según alguna finalidad intrínseca. Podemos considerar mecanicistas a Boyle, Robert Hook, Tartaglia, Galileo, Descartes…
Con la Revolución científica, cambia la imagen aristotélica del mundo, con su tierra en el centro del universo y alrededor de ella la esfera de las estrellas fijas. La Iglesia Católica y los protestantes se oponen radicalmente al heliocentrismo, modelo astronómico que fraguará durante el Renacimiento con Galileo.
3.1. GALILEO Y LA CIENCIA MODERNA
Anteriormente señalamos que las tres fuerzas culturales del período renacentista son el Humanismo, la Reforma y la Nueva Ciencia.
Seguramente, se puede decir que fue el desarrollo científico el que más colaboró a la transformación de la cultura y del pensamiento. El siglo XVII supone una profunda transformación científica, sobre todo a partir de la Astronomía. La nueva ciencia lleva consigo un cambio radical respecto a concepciones anteriores y rompe con la imagen tradicional aristotélica del Universo. La concepción antigua había durado trece siglos. Desde el siglo II hasta el XV la cosmografía existente era la siguiente:
- a) Concepción geostática y geocéntrica.
- b) Universo finito y simétrico.
- c) Diferencia material: mundo sublunar y mundo supralunar
Nicolás Copérnico (1473-1543), Tycho Brahe (1543-1601) y Johannes Kepler (1571-1631) sentaron las bases de lo que se ha dado en llamar: Revolución científica, basada en un cambio de método que combinaba lo experimental con las matemáticas. Aunque la figura más destacada de este cambio paradigmático fue:
GALILEO GALILEI (1564-1642) natural de Pisa, gracias al innovador uso del telescopio, realizó observaciones astronómicas, especialmente de la Luna, y al comprobar los cráteres, llegó a la conclusión de que el satélite tenía la misma composición que la Tierra, negando por tanto la doble composición del universo – sublunar y supralunar - sostenida por Aristóteles. El Sol tiene manchas, luego los astros no son inmutables. En 1610, publicó su Sidereus Nuncius (Mensajero de las Estrellas), describiendo sus observaciones con el telescopio, entre ellas, las lunas galileanas de Júpiter.
Sin embargo, éstas provocaron inicialmente un profundo rechazo, como explica el siguiente texto de Thomas S. Kuhn:
«La continua oposición a los resultados de las observaciones telescópicas era sintomática de la profunda y tenaz oposición al copernicanismo durante el siglo XVII. Ambos aspectos tienen un mismo origen, una reticencia subconsciente a consentir la destrucción de una cosmología que, durante siglos, había constituido la base de la vida cotidiana, tanto práctica como espiritual». Thomas S. Kuhn: La revolución copernicana.
En 1632, Galileo publicó su Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, en el que implícitamente defendía el heliocentrismo. También Galileo fue procesado por su heterodoxia, por segunda vez (la primera fue en 1616) aunque tuvo más suerte que su compatriota Bruno. Se le condenó a arresto domiciliario y se prohibió la publicación de cualquiera de sus obras, incluidas las que pudiera escribir en el futuro. Durante este tiempo escribe Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, publicadas en Leiden en 1638 con la advertencia que se hace “contra la voluntad del autor”, artimaña utilizada para escapar a la vigilancia de los inquisidores.
En el campo de la física descubrió las leyes que rigen la caída de los cuerpos y el movimiento de los proyectiles. Formula el principio de inercia, según el cual los cuerpos tienden a permanecer en reposo o bien a velocidad uniforme a no ser que actúe sobre ellos una fuerza, pieza que le faltaba a la hipótesis heliocéntrica: los cuerpos tienden a conservar su trayectoria. Gracias a la inercia, se explica el movimiento de los astros sin recurrir al rozamiento de las órbitas entre sí, ni es necesario postular la existencia de un Primer Motor: el Cosmos tiene una cantidad de movimiento que conserva dinámicamente. Respecto al espacio y el tiempo, Galileo creía que eran magnitudes relativas. La percepción y la medida de las magnitudes físicas varían en función al sistema de referencia escogido.
Finalmente señalar que se considera a Galileo el padre del “método resolutivo-compositivo” en su vertiente moderna. El método establecía cuatro reglas seguir:
1. Observación de un fenómeno que requiere explicación.
2. Elaboración de una hipótesis explicativa.
3. Deducción de las consecuencias de la hipótesis
4. Experimento o verificación de dichas consecuencias.
Galileo se ha convertido en el símbolo de la lucha contra la autoridad y la libertad de investigación. Su legado es incuestionable.